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TORNEO REGIONAL FEDERAL AMATEUR 2019

Octavos de Final – Vuelta

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El partido no tuvo, ni por asomo, la intensidad del de una semana atrás. Defensores salió decidido a revertir la historia y tuvo el control casi exclusivo del balón con las subidas de Favergiotti, para crear el dos-uno por derecha, y la habilidad de Illoa para desarmar rivales por donde sea.

Recién a los catorce minutos pudo hilvanar una acción de riesgo, pero Testa, desde el borde del área mayor, le entró mal al balón con Vijande muy recostado sobre su palo derecho.

Dos minutos más tarde Illoa arrancó de la izquierda al centro dejando en el camino a Assandri, habilitó a Torres -que aprovechó el lugar descuidado por el lateral- y este le devolvió el balón al “Piky” que remató entrando al área; la mano de Luquez se interpuso en el recorrido de la pelota y Gariano marcó el punto del penal.

Feliciano Testa acomodó el balón y sacó un remate seco, al medio del arco, mientras Vijande se jugaba a su derecha, recogió la pelota y, tras un mínimo festejo, la depositó en el punto central.


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El goleador era consciente de que había que aprovechar el momento, de que apenas se había dado un paso; un paso importante, pero faltaba mucho por jugar y Rivadavia no daba señales de vida.

Sin embargo, de a poco el Rojo comenzó a aparecer en el partido, igualmente, lejos de ser el de la ida. Primero fue una pelota que García le alcanzó a las manos a Gizzi, después un tiro libre de Barboza que se fue lejos, ya a los veinticinco un zurdazo cruzado del propio Barboza que se perdió entre remate al arco y pase, y a los treinta el zurdo número 11 le puso el balón en la cabeza a Perujo que cabeceó sin fuerza.

Lencina, enérgico como pocas veces, intentaba despertar a sus dirigidos. A los treinta y cuatro, tras un despeje, Bravo tomó el balón de sobre pique y estuvo a centímetros de anotar un golazo y devolverle la tranquilidad al técnico en la que sería la última llegada del Loro en el primer tiempo.

Al Rojo le quedaría otro cabezazo de Perujo, esta vez desviado, un remate de García al lado externo de la red y algunos centros bien resueltos por Gizzi.


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Se esperaba algún cambio renovador en el dueño de casa para que el complemento no sea una continuación de la última mitad del primer tiempo, pero este recién llegó a los diecisiete minutos y fue el de Ceccoli por Miserda. Un cambio que sorprendió, pero que liberó de exigencias a Damián Castagno, quien tuvo que ser infiltrado para poder jugar.

Antes (56’) Véliz había cabeceado haciendo revolcar a Gizzi y Barboza (60’) no le había acertado al arco con “la de palo”, mientras el Loro seguía sin reaccionar.


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A los sesenta y siete, el ingreso de Iocco por Bravo prometía devolverle la agresividad en ataque al Loro pero, apenas cuatro minutos más tarde, Ochoa rechazó el balón y la rodilla del pergaminense, para quien se terminó el partido casi sin haber intervenido.


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Después de casi tres minutos de interrupción -ya con Agustín Naya en el campo-, Defensores despertó.

A los setenta y seis, tras un córner de Illoa, cabeceó Narbiloni y atajó Véliz -con la salvedad que el arquero era Vijande- pero, ni Gariano ni su segundo asistente -que indudablemente debió observar la acción- se dieron por enterados.


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Un rato más tarde Illoa desvió un cabezazo de Narbiloni mandándolo a la red, pero claramente adelantado. Entonces, un puñado de hinchas del Rojo se trepó al alambrado intentando hacer pasar los minutos y evitar los últimos arrestos del único equipo que parecía tener intenciones de que el partido se defina jugando.

A los ochenta y nueve Feliciano Testa le ganó la posición a dos rivales y, cuando le quedaba un último escollo para enfrentar a Vijande, el intento de caño rebotó en el pie de Medina.

Ya sobre los noventa Naya cruzó el balón desde la derecha e Illoa apareció totalmente solo en la media luna -pero perfectamente habilitado-, amortiguó la pelota con el pecho y, ya con Vijande cerca, eligió la opción más difícil: tirársela por arriba al lungo arquero, que se quedó con la pelota, desperdiciando la situación más favorable de todo el encuentro.

En los cinco minutos adicionados -que debieron ser por lo menos dos más- no pasó nada que pudiera modificar el empate global entre dos equipos muy parejos, aunque en los dos partidos Defensores haya tenido una leve ventaja en cantidad de situaciones claras creadas.


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Después llegaron los penales, donde la descollante actuación de Pablo Gizzi no alcanzó ante la falta de puntería de sus compañeros y Rivadavia, como en 2016 por el “3 Ligas” -aquella vez se ejecutaron treinta-, volvió a festejar en el “Carlos Testa” un desempate desde los doce pasos.


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Octavos de Final – Ida

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La primera sensación fue por demás desalentadora. Si bien en el arranque del partido el Loro se había arrimado al área local con una llegada de Castagno por izquierda y otra de Illoa y Bravo por el otro lado, cuando el equipo de Schiavi apretó el acelerador el último campeón de Salto tuvo que sacar del medio.

Iban apenas cuatro minutos cuando Véliz se mandó por la izquierda, combinó con Tamburelli, que le devolvió el balón, y el remate defectuoso del volante dejó a Perujo solo ante Gizzi -al filo de la posición adelantada- y el diminuto centro delantero envió el balón a la red arrojándose al piso.


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Defensores intentaba manejar el balón, pero cada pérdida era un ataque del Rojo con olor a gol: Tamburelli probó de afuera y Gizzi controló bien contra un palo; Macías le entró mal al balón cuando Perujo esperaba agazapado y Gizzi, con un manotazo, le sacó el balón de la cabeza al “9” tras un centro desde la izquierda.

De a poco, Defensores le fue tomando la mano al ancho del campo y comenzó a imprimirle a su juego el mismo vértigo que el dueño de casa, pero con el agregado del desequilibrio en el uno contra uno, provocando faltas reiteradamente, como si esa fuera la única forma de recuperar la pelota que tenía el local. Así fue que en solo siete minutos vieron la amarilla Barboza, Macías y Moreyra.

A los veintitrés minutos, tras un tiro libre de Illoa y un despeje corto, Favergiotti tomó el balón de aire buscando el ángulo más lejano, pero hasta allí llegó la espectacular volada de Vijande para mandar al córner.


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A los treinta y siete minutos Joaquín Fernández, esta vez como única referencia de ataque y uno de los maltratados, tuvo que dejar el campo dolorido. Su remplazante, Feliciano Testa, fue directamente al área a esperar un lateral y, después de la peinada de Castagno, sacó una media vuelta que encontró providencialmente la mano del arquero local.


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Un minuto más tarde, y después de media hora de no hacerlo, Rivadavia volvió a llegar al arco visitante: Tamburelli y Véliz se volvieron a juntar y el centro de este fue resuelto desprolijamente por López.

A los cuarenta y uno Narbiloni y Perujo chocaron violentamente las cabezas, y el rato que llevó “rearmarlos” enfrió los ánimos como para que ya no pase más en el primer tiempo.


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A la vuelta de los vestuarios (47’) Rivadavia estuvo a centímetros de sentenciar la historia, pero Perujo no llegó a conectar el pase de Barboza y el balón se perdió cerca del caño derecho.

Enseguida Defensores se metió en partido fue levemente superior. A los once minutos Lencina buscó aire fresco con el ingreso de De Martino por Iocco. Como una semana atrás, pareció un cambio defensivo, pero el juvenil colonense en el círculo central jugó rápido para Castagno y este, con el revés del pie, puso a Testa camino al arco. El remate fuerte del delantero se metió arriba, casi en el medio del arco, ante la floja respuesta de Vijande. Aunque el gol del empate era merecido y por demás demás buscado, sobre todo por su autor, no hubo grito: “Feli” señaló el cielo en homenaje a su abuelo materno -fallecido el mismo día, unas horas antes-, que no le pudo transmitir el amor por los colores -fue jugador de Compañía durante una década- pero sí muchos de los genes que lo llevaron a ser el goleador que es.


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Si Cid hubiese decidido terminar el partido en ese momento, la película del partido hubiera tenido el final soñado por todos los defensoristas, y sobre todo acorde con el desarrollo, pero aún quedaba más de media hora por jugar y el guionista quiso agregarle suspenso a su historia y un final impredecible.

Schiavi agotó los recursos buscando los tres puntos, pero Lencina no quiso ser menos con el ingreso de Agustín Naya por Bravo.

A los treinta y uno, tras un centro bajo de Torres, Testa le puso la cara externa del pie al balón sin puntería; Barboza respondió con una media vuelta que Gizzi controló sin problemas.


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La ansiedad llevaba al Rojo a equivocarse, como un rechazo pifiado de Vijande que, para fortuna del arquero, no quedó en los pies de Illoa a los treinta y cuatro.

El propio Illoa terminó mal una situación propicia a los treinta y ocho cara a cara con el arquero.

Cuando ya se jugaba el primer minuto adicionado, Gizzi rechazó mal con los puños un tiro libre, se rehízo para tapar ante Castaño y Starna no pudo acertarle al arco; Naya condujo la respuesta rápida buscando a Testa, García se interpuso pero se resbaló y le dejó la pelota servida al goleador para que este tenga su noche más preciada -como si no las tuviera ya-, pero Testa no remató de primera y Macías llegó con lo justo para despejar. El empate ahora sí parecía sentenciado…


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Faltaban menos de treinta segundos para que se cumplan los tres minutos adicionados cuando Favergiotti y Uvilla fueron a buscar una pelota baja en el medio de la cancha, el choque fue mínimo y sin que uno de los dos lo provoque, pero el juvenil linqueño se desplomó y Cid, que hasta ahí no había hecho caso a las simulaciones, “compró”; cobró la falta y además amonestó al capitán Loro. Macías ejecutó el tiro libre con el tiempo ya cumplido -la supuesta infracción ameritó que el árbitro agregue los segundos que se perdieron-, el centro fue demasiado largo, la pelota se perdía por el fondo de la cancha, pero el propio Uvilla saltó casi sobre la línea para devolverla al campo, le cayó a Barboza para la derecha y el chaqueño levantó la red ante la perplejidad de Gizzi y de todos los saltenses presentes en “El Coliseo”.


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Rivadavia lo festejó como se festejan los triunfos agónicos y sufridos. Defensores lo sufrió como se sufren las derrotas dignas, con la esperanza de que la segunda parte de esta historia tenga otro final.


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99% -¿Fue la mejor producción de Defensores? ¿Cambió algo en el equipo, que estuvo más sólido, más parejo en sus líneas?

ML -“Creo que no cambió demasiado el funcionamiento. Lo que sí es una realidad, y es algo que valoró mucho, es que el equipo en partidos importantes y con rivales de jerarquía como en este, siempre aparece y demuestra que está a la altura.

Es verdad que demostramos solidez en todas las líneas. Sabíamos con qué rival nos enfrentábamos y, salvo algún contragolpe que pudieron generar en el primer tiempo -producto de alguna imprecisión nuestra-, prácticamente no nos crearon situaciones de gol; mientras que nosotros, tanto en el primer tiempo y sobre todo en el segundo, tuvimos chances como para convertir.

Tuvimos buenos partidos también en la fase clasificatoria, pero sí creo que enfrentamos al rival de más jerarquía hasta el momento y por muchos lapsos del partido pudimos desarrollar lo que entrenamos y planificamos en la semana.

También es necesario aclarar que Defensores, hoy por hoy, no es un equipo que necesite de la posesión para generar situaciones de gol, y eso está relacionado exclusivamente con las características de los jugadores que tenemos.”

-Siempre es doloroso perder en el final… ¿Se podría haber hecho más? ¿Qué fue lo que se hizo mejor?

-“Es una lástima que se nos haya escapado en el final, porque creo que el resultado no se ajusta a lo sucedido el campo.

En cuanto a que fue lo mejor y lo peor... Considero que lo más destacable fue el orden que mantuvimos, la concentración y la solidaridad del equipo, y el hecho de haber pensado siempre que lo podíamos ganar.

Lo negativo tiene que ver con ciertas imprecisiones que tuvimos en el comienzo del partido, y también alguna decisión equivocada cuando el rival nos concedió espacios para explotar y no resolvimos de la mejor manera.”

-¿Por qué la salida de Iocco?

-“La salida de Iocco está relacionada a cierto cansancio que advertimos en Nico, y también en modificaciones posicionales para tratar de sacar ventaja en el desarrollo.”

-¿Por qué el ingreso de Naya?

-“La inclusión de Agustín tiene que ver también con el cansancio de Bravo y la posibilidad de aprovechar algunos espacios que nos concedía Rivadavia.”

-¿Quedaste conforme con el arbitraje? ¿Podría haber sacado algunas amarillas más?

-“Del árbitro lo único que puedo decir es que en general actuó de manera correcta, pero se equivoca en la falta que cobra al final del partido, porque Favergiotti no hace foul.”

-¿Cómo imaginás el partido de vuelta?

-“Va a ser un partido en el cual vamos a tener que estar muy precisos. Además será muy importante nuestro juego a nivel posicional para tratar de generar situaciones de gol y tener el dominio del juego.”


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 5ª Fecha - Segunda Rueda

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En el arranque del partido, y durante gran parte del primer tiempo, Defensores fue un equipo a la hora de atacar y otro muy distinto cuando no tuvo la pelota.

Pareció que el tempranero gol de Illoa aclararía el panorama pero, apenas un minuto después, Gizzi se tuvo que esforzar para evitar el empate, que finalmente llegaría por el único error del arquero en una tarde en que su actuación rondó la perfección.

Si bien el Loro fue quien creó más situaciones en esa primera mitad, Argentino llegó cuantas veces se lo propuso por el lado izquierdo del local.

En el complemento, entre los ingresos de Iocco -para reforzar el flanco más débil- y de De Martino -para tener más control del balón-, la necesidad del albiceleste -sin Raúl Quiroga, su conductor- de ir por la victoria y la expulsión de Cardozo aparecieron los espacios para que el dueño de casa se quede con la victoria y merezca una diferencia más holgada.


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7’: En la primera llegada a fondo, Fernández forzó el córner de Canavesio. Mientras en el área menor Castagno y Belfiore forcejeaban con sus marcadores, Bravo jugó el balón por bajo hacia la medialuna, Fernández dejó pasar distrayendo a todos y, desde lejos, llegó Illoa para colocar el balón contra el caño izquierdo de Borro que solo atinó a mirar.


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8’: Marcolongo buscó a Suárez por derecha, este llegó al fondo y le puso el balón en la cabeza a Francione; el ex-Sports Salto -de muy buen torneo- cabeceó inadmisiblemente solo y Gizzi tuvo que arrojarse para mandar al tiro de esquina.


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11’: Nahuel Bravo apareció por la derecha, habilitado por Testa, con tiempo de meterse al área y elegir el lugar del remate, pero encontró a Borro bien ubicado y la pelota terminó en el córner.

30’: Tiro libre de Illoa casi frontal al área; Canavesio lo toma a Belfiore y le impide llegar al balón que se va muy cerca del ángulo izquierdo.


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33’: Defrancesco, de espaldas al arco, le baja el balón a Francione, que se hace lugar para sacar el remate y Gizzi vuelve a ahogarle el grito.

36’: Suárez va a buscar el pelotazo a la espalda de Torres, Gizzi calcula mal y el toque del buen número “8” llega antes para mandar el balón mansamente a la red.


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48’: Joaquín Fernández encaró dejando atrás a Canavesio, ya en el área enganchó para deja en el piso a Cardozo y, mientras Testa se relamía en una posición inmejorable, volvió a enganchar hacia atrás haciendo pasar de largo a Fiol, pero alejándose de la zona de peligro, que terminó diluyéndose definitivamente en un remate al bulto.

50’: Tiro libre a unos metros del área y casi recto al arco. Belfiore le pega admirablemente por arriba de la barrera y el balón rebota en el travesaño mientras Borro parecía llegar una centésima tarde.

54’: Iocco remata desde unos veinticinco metros y obliga al vuelo Borro.

70’: Lo mejor de Castagno en el partido. Corrida por la derecha y pase al medio para la llegada libre de Joaquín Fernández, pero el pergaminense no puede “matar” el pique del balón y este se pierde lejos del arco.

Cuando a los trece minutos del segundo tiempo Lencina decidió el ingreso de Alejo De Martino por Feliciano Testa, si se hubiese hecho una encuesta entre todos los presentes -excluyendo al puñado de hinchas visitantes-, lo más probable es que solo hubieran estado de acuerdo con el cambio el técnico, el propio Alejo y sus padres -presentes en el estadio-

Lencina ya había reforzado el medio campo con Iocco por Bravo -¿por qué los DT esperan hasta los cinco minutos si, seguramente, ya lo tienen decidido en el entretiempo y las indicaciones al equipo serían otras?- y llamó sobremanera la atención que, con tanto por jugar y a solo un gol de que las posibilidades de clasificación se compliquen excesivamente, el técnico haga un cambio tan drástico en el planteo.

Pero, siete minutos más tarde Illoa, con su habilidad, hizo que Cardozo vea la segunda amarilla y, de a poco, Defensores comience a llevar las riendas del partido.


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74: Unos metros en campo visitante, De Martino habilitó a Illoa por derecha y corrió hacia el área; Roldán no pudo rechazar el centro de Illoa y la pelota le quedó al juvenil colonense que, cayéndose, le cambió el palo a Borro para salir gritando, entre risas y lágrimas, el gol que habrá imaginado cuando Lencina lo mandó a la cancha.


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76’: Fausto Fiol sacó un tremendo remate que no entró en el ángulo por milagro.

Desde su ingreso nueve minutos antes, Franco Miserda ya le había servido una muy buena pelota a Illoa que este se apresuró a definir; él mismo había rematado cerca del caño de Borro a los 87’, y a los 89’ dominó el balón fuera del área, encaró a Fiol, cuando lo ideal hubiese sido el pase a Illoa, y parecía que se iba con pelota y todo fuera del campo pero, desde el piso, alcanzó a enviar el centro de derecha que la nuca de Marcolongo evitó se transforme en gol del jugador más desequilibrante del partido.


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Cuando ya se esperaba el último pitazo de Macheroni, el rosarino vio un leve empujón de Favergiotti sobre Vázquez y señaló el punto del penal. Pablo Gizzi le adivinó la intención y, por tercera vez en el partido, dejó mudo a Francione y al “Carlos Testa” definitivamente feliz.


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EL RESTO DE LA FECHA


9 de Julio 0 vs. Sportivo Barracas 2 (Maximiliano Luján 3’ y Felipe Ruiz Tozzi 25’)


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 4ª Fecha - Segunda Rueda

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Después del valiosísimo triunfo conseguido seis días antes en Pergamino se esperaba que Defensores, como mínimo, se trajera un empate y la clasificación de Colón; sin embargo, aunque llegó más que el local, en la mayor parte del encuentro se vio un equipo relajado, casi apático, como si ya se hubiese conseguido el objetivo.

Quizá la historia hubiera sido distinta si el remate de Castagno, apenas comenzado el partido (40”), pegaba en el caño y se metía, o si el propio Damían hubiese podido darle mejor dirección a su cabezazo pocos segundos después.


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De concretarse cualquiera de las dos situaciones el ánimo de los protagonistas hubiese sido muy distinto, y le hubiera permitido al equipo de Lencina explotar el contragolpe mejor de lo que pudo hacerlo.

En todo el primer tiempo Barracas no inquietó a Gizzi, sin embargo a los cuatro minutos estuvo muy cerca de ponerse en ventaja cuando Belfiore, al intentar rechazar un centro desde la derecha, cabeceó contra su arco y la pelota pegó en el caño; el rebote lo tomó Felipe Ruiz Tozzi y Favergiotti llegó justo para tapar el remate del “9”, pero el balón le cayó al otro mellizo y este no le pudo acertar al arco.


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Después de ese juego asociado que duró apenas un minuto, Defensores apostó casi exclusivamente a las diagonales de Fernández, exigiendo a las siempre atentas intervenciones de Bianchi y provocando algunos encontronazos entre el delantero y el arquero.

A los dieciséis minutos el “1” tuvo que salir por primera vez del área para despejar de cabeza. Dos minutos más tarde se produjo un fuerte choque entre los dos protagonistas del que ambos, milagrosamente, salieron ilesos.

A los veintiséis Bianchi se quedó con un remate de Bravo sin demasiada potencia y un minuto después Iocco desaprovechó una buena ocasión cabeceando desviado.

Antes del final del primer tiempo (43’) se produjo el mano a mano más favorable para Fernández con Bianchi saliendo, pero el pergaminense no pudo enganchar el balón y este quedó en el pecho del arquero.


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El camino a los vestuarios mostró a un equipo impotente, resignado a su suerte (Barracas) y al otro relajado, consciente de su poderío, aunque nada estuviese dicho.


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El comienzo del segundo tiempo pareció reafirmar esta sensación: A los cuatro minutos Testa le bajó el balón a Iocco y este remató apresuradamente muy alto.

A los diez minutos Agustín Chemes volvió a mostrar su rebeldía con un fuerte remate bajo que Gizzi controló contra la base del caño derecho. La respuesta del Loro fue la situación más clara de todo el partido: Joaquín Fernández le ganó en el salto a Dimase y, con un pase de cabeza, lo dejó solo a Testa cara a cara con Bianchi. Increíblemente el goleador saltense le entró mal a la pelota y esta voló lejos del arco.

A los catorce minutos Chemes afinó la puntería y sacó un remate tremendo que se metía en el ángulo superior derecho, pero hasta allí llegó el vuelo espectacular de Gizzi para mandar la pelota sobre el travesaño.


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Más allá de la gran atajada de Gizzi, Defensores parecía tener todo controlado, como cuando, cuatro minutos más tarde, el arquero descolgó el córner desde la derecha… pero Ferreyra pitó señalando el punto del penal por un agarrón de Narbiloni a Dimase -incuestionable, a pesar del forcejeo-.

Agustín Bianchi, con una serenidad admirable, esta vez eligió el lado izquierdo del arco -la semana anterior ante Sports había sido el derecho-, mientras Gizzi se jugaba por el opuesto.


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El conjunto de Cánepa casi sin proponérselo se había puesto en ventaja y, a partir de ahí, sacaría a relucir su envidiable sentido de pertenencia; ese que no sabe de edades, ni de cansancio, ni de más premio que la victoria con la camiseta amada.

El once de Lencina, más obnubilado que nunca, jamás haría peligrar la valla defendida por Bianchi en la media hora que aún quedaba de juego.

El fútbol es así, en una semana se puede pasar del éxtasis de un triunfo soñado y tener media clasificación en el bolsillo a la incertidumbre de tener que afrontar una final inesperada en uno de los peores escenarios posibles.

Aclaración: Las posibilidades de cada uno debajo de la tabla de posiciones.


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EL RESTO DE LA FECHA


Argentino 0 vs. Juventud 1 (Agustín Cabello 80’)


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PRÓXIMA FECHA


Defensores vs. Argentino

9 de Julio vs. Barracas

Juventud vs. Sports



LAS CHANCES DE CADA UNO


(Clasifican los 3 primeros y en caso de igualdad de puntos se toman en cuenta los partidos entre sí)


Defensores ganando o empatando clasifica. Si pierde y ganan Juventud y Barracas queda eliminado (si uno de los dos no gana Defensores clasifica aun perdiendo).


Barracas ganando clasifica. Si empata deberá esperar que Juventud pierda o que Argentino no gane. Si pierde dependerá de que Argentino no gane.


Juventud ganando clasifica. Empatando dependerá de que Barracas o Argentino no ganen. Si pierde dependerá de que Barracas pierda o de que Argentino no gane.


Argentino ganando clasifica. Empatando o perdiendo queda eliminado.


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 3ª Fecha - Segunda Rueda

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Defensores llegó a Pergamino con la tranquilidad de dos triunfos consecutivos y el liderazgo en la zona. Quedaba por demostrar si además podía cortar el maleficio que lo acompaña en cada salida de Salto.

Para enfrentar al duro Juventud, Lencina decidió algunos cambios de nombre y otros posicionales: Relegó a Rodrigo Torres -el mejor Loro de 2018- por Emanuel Ortiz para darle más firmeza a la línea de cuatro defensiva; por primera vez en el año optó por Alan González como único volante central, con el despliegue y la potencia de Castagno y Iocco a sus costados; Nahuel Bravo como enlace, moviéndose con total libertad; Joaquín Fernández abierto por derecha y Feliciano Testa decididamente en el centro del ataque.

El planteo parecía perfecto, siempre y cuando Defensores se adueñara del balón… Y Defensores, desde el vamos, manejó la pelota como si enfrente tuviese un sparring.

A los tres minutos Fernández, yendo a buscar como “9”, anticipó a todos y cacheteó el balón que superó a Cuesta; era gol, pero Alcaraz alcanzó a evitarlo en la línea misma del arco.


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Un minuto más tarde el propio Fernández le bajó la pelota a Testa, este le dio con la cara externa y encontró el brazo izquierdo de Alcaraz. A pesar del reclamo insistente del goleador Loro, Macheroni hizo seguir el juego.


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Recién a los diez minutos Juventud pudo insinuar algo de peligro en el arco de Gizzi, pero el cabezazo de Raya se fue alto después del centro de Stella.

El verdiamarillo seguía teniendo la iniciativa, aunque sin profundidad, hasta que un buen pase en profundidad para Joaquín Fernández obligó a la salida de Cuesta que, yendo con los pies a buscar la pelota, volteó al delantero. Macheroni no dudó en señalar el punto del penal y además le mostró la amarilla al arquero, que no tuvo argumentos para protestar.

Feliciano Testa venía con la mira torcida en 2019, quizá por eso le apuntó al medio del arco y sacó un remate a quemarropa que “perforó” a Cuesta, que se quedó en el lugar intuyendo el destino del balón.


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Como era de esperar, el Celeste quiso ir por el empate pero, en el poco tiempo en que dispuso del balón, se topó con un Defensores ordenado, firme y solidario que hizo que Gizzi fuese un espectador más.

El segundo tiempo fue totalmente distinto; casi un monólogo del equipo de Antonetti que al minuto estuvo cerca del empate: Alcaraz se metió en el área, llegó a metros del primer palo y cruzó el balón que nadie pudo empujar.

Enseguida (2’), de un tiro de esquina, Raya cabeceó entre varios, pero su cabezazo débil terminó en las manos de Gizzi.

A los cinco David Rubio remató muy desviado desde una buena posición y a los doce Gizzi le tapó un mano a mano a Raya.

Dos minutos antes Lencina decidió el remplazo de Iocco por Torres que pudo llegar tarde: “Nico” había sido amonestado y se había salvado de una segunda amarilla en el primer tiempo y su ímpetu para disputar el balón lo pone al borde de la falta.

A partir de los dieciséis minutos, con el ingreso de Scarpitto por Bravo, Defensores pudo sostener el juego más lejos de su área. Castagno pudo pisar por primera vez campo rival en una de sus típicas escaladas, pero su centro no encontró receptor.

Recién a los veintiocho volvió a correr riego el arco visitante cuando Dagorret, encarando de derecha al centro, sacó un zurdazo combado que se fue muy cerca del segundo palo.

Favergiotti, de muy buen trabajo, contestó arriando a sus compañeros hasta terminar enviando un centro como puntero izquierdo que, del lado opuesto, empalmó Castagno; el rebote en un rival le volvió a caer al Turco, que no pudo maniobrar tomado por Rubio.


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En el último cuarto de hora, conducido por Lucas Fernández y con los tres cambios hechos, el Celeste se llevó por delante al Loro que recurrió a la falta casi como único recurso.

A los treinta y uno Dagorret dejó en el piso a Belfiore y encaró a Gizzi que, jugándose el pellejo, provocó un doble rebote que terminó en saque de arco.

Cinco minutos después Rubio, de frente al arco, cabeceo sin fuerza haciendo fácil la tarea del “1” saltense, y enseguida Belfiore tuvo que estirarse aún más para peinar un balón que le caía otra vez a Rubio.

Cuatro minutos antes de los noventa (86’), Lucas Fernández provocó un tiro libre con poco ángulo; su remate-centro contra el arco fue rozado por Jorge y Gizzi alcanzó a poner las manos para que la pelota se pierda junto al caño izquierdo.


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En el tiro de esquina al segundo palo Ramiro Jorge alcanzó a cabecear sin dirección, la pelota cayó casi sobre la línea de fondo y hacia allí fueron Cascardo y Ortiz y, cuando parecía que el defensor Loro llegaría a rechazar, infantil e inesperadamente jugó la pelota con el codo a un par de metros del árbitro, que no titubeó en señalar el punto del penal. Ramiro Jorge tomó la pelota con decisión mientras Cuesta atravesaba la cancha para enmendar sus errores -también había sido responsable de un gol en el partido de ida- y de la tribuna local bajaba el pedido de que volviera a su arco. Después de algún cambio de palabras y una aparente orden del banco, el joven arquero acomodó el balón en el punto de sentencia -hay que reconocer que si algo le sobra es personalidad- asumiendo todos los riesgos. Muy pocas veces estas situaciones de indecisión en un momento tan crucial terminan bien… Cuesta le entró mal a la pelota y esta se fue a medio metro del palo elegido por Gizzi.


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Aún le quedarían seis minutos al partido -incluido el descuento-, pero Juventud no volvería a hacer peligrar el triunfo Loro, que se festejó como pocas veces en el último tiempo.

Un triunfo por el que Defensores hizo mucho en el primer tiempo -jugando y no dejándolo hacer a su rival- donde consiguió ponerse en ventaja. En el segundo fue superado claramente -lejos estuvo de manejar los tiempos como una rueda atrás ante el mismo rival, y esto es una cuenta pendiente- pero, la acumulación de situaciones no suman goles y quedó por verse qué hubiese pasado si Juventud lograba el empate, si hubiera mantenido el ritmo o el Loro hubiese tenido resto para ir otra vez por la victoria.

Por lo pronto, el equipo de Lencina, ante el supuesto rival más fuerte de la zona y en la cancha que le ha resultado más esquiva, revirtió totalmente la imagen dejada en su última visita a Pergamino y en tres fechas, con otras tantas victorias, pasó de estar en el segundo pelotón a cómodo líder para que su gente -en buen número- tenga un feliz retorno a Salto, como hacía bastante no sucedía.


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Todos los Comadrejas esperaban que la vuelta del “Flaco” Nasta los sacara del letargo. Se presuponía que unas pocas horas de entrenamiento y unas cuantas palabras motivadoras bastarían para influirle al equipo la agresividad -bien entendida- que lo llevó a vivir tantas tardes y noches felices.

En la planilla sorprendía ver al juvenil debutante Kevin Cheé y a Álvaro Rossello y Franco López, ambos supuestamente sin estar al ciento por ciento físicamente; en la cancha se vio una formación “lógica”, con cuatro defensores, cuatro mediocampistas -tres de ellos intercambiando posiciones-, un media punta y un centro delantero.

A medida que fueron corriendo los minutos se vio que un equipo era fiel a su libreto, manejaba la pelota con prolijidad e intentaba acelerar en tres cuartos de cancha -Barracas-; el otro -Sports- hacía todo como si fuera perdiendo y faltaran cinco minutos.

Poco había pasado -un cabezazo de Howlin que se fue cerca del travesaño a los once minutos- cuando González le cometió falta a Liste empujándolo antes de que este llegue a tirar el centro; un centro que ejecutó con pelota parada Luján y que cabeceó con comodidad y certeza Felipe Ruiz Tozzi, y que Vergé solo pudo mirar.


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Solo por el peso de sus individualidades el local fue inclinando la cancha hacia el arco de Bianchi y a los veinte minutos estuvo a centímetros del empate, pero la peinada de Bonomi, tras el córner de Simaldone, fue devuelta por el caño más lejano.


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A los veintiocho minutos la inexperiencia de Kevin Alegre lo llevó a reaccionar aplicándole un puntapié a Franco López con el árbitro a dos metros de la acción.


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Todo hacía presumir que la noche aclararía para el Rojinegro, pero el juvenil Barracas -la mitad de los jugadores que quedaban en cancha superan los cuarenta millones en el DNI- duplicaba esfuerzos y hacía que la finalización de las jugadas siempre fuera incómoda.

A los treinta y seis, en la mejor llegada del local, Diego González intentó cruzar para la llegada libre de Inchauspe, pero Dimase alcanzó a mandar el balón al córner con la punta de los tapones. Agustín Simaldone ejecutó el tiro de esquina buscando sorprender a Bianchi, pero el arquero reaccionó a tiempo cuando el balón había superado a Ruiz Tozzi.

Poco antes del final del primer tiempo Inchauspe, después de meter un sombrero, remató cruzado, Howlin metió la cabeza para corregir el destino del balón y este se fue rozando el caño derecho.

Para el reinicio Nasta decidió el ingreso de David Fernández por Cheé -atrevido, a pesar de la responsabilidad que le tocó asumir-, seguramente buscando más experiencia, pero al minuto Fernández tomó de la camiseta innecesariamente a Miguel Gómez y Bruno marcó el punto del penal.

Agustín Bianchi ejecutó la pena máxima con gran categoría, abriendo el pie para engañar a Vergé y metiendo el balón en el palo opuesto.


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Si después del primer gol a Sports le había costado poner un jugador en posición de gol, con el 0-2 eso fue una quimera. Solo Diego González, a los siete minutos, dispuso de una situación más o menos propicia, pero su remate de derecha y sin poco recorrido -después de sacarse a Gómez de encima- fue manso a las manos de Bianchi.

Entre tanto centro -desde todas las posiciones- rechazado por algún defensor o descolgado por el eficaz arquero colonense, un tiro libre parecía la mejor opción, pero Inchauspe le entró muy abajo al balón y Bianchi acompañó con su vuelo (58’).

En el último tramo Sports había gastado todas las balas y el atrevido Barracas fue por más; pudo ser de Luján (84’), pero Basualdo llegó justo para taparle el remate, o de Sarulyte (91), pero Rossello lo bajó antes de que entre al área.


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Cuando Juan Ignacio Bruno señaló el centro del campo el “Flaco” Nasta, carpeta bajo el brazo y tratando de pasar desapercibido -fiel a su costumbre en las buenas y en las malas-, habrá caminado hacia el vestuario pensando “No hay dos sin tres” -por las veces que se fue exitoso del Comadreja-… ¿O se le habrá cruzado un “quién me mandó a arriesgar mi prestigio y mi tranquilidad”?


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EL RESTO DE LA FECHA


9 de Julio 1 (Fernando Flores 24’ -p-) vs Argentino 3 (Bruno Francione 22’ y 56’ y Lucas Defrancesco 47’)


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En azul los equipos que hasta aquí clasifican a la próxima instancia.


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Es sabido que en fútbol del “total apoyo de los dirigentes” a que le “pidan” la renuncia al director técnico hay una distancia de noventa minutos. Por eso, cuando Gonzalo Ferrari marcó el centro del campo, Gastón Dadea salió caminando hacia el vestuario sabiendo que ese no era un final más. Los reproches a viva voz -la mayoría injustificados- que se venían escuchando en los últimos partidos del Comadreja, las escasas posibilidades de clasificación tras una nueva derrota, la inminencia del comienzo del torneo local y la manifiesta intención de volver al ruedo de Ángel Gabriel Nasta -en todo su derecho- solo podían confluir en un punto: El retorno del “Flaco” al banco Comadreja; o mejor dicho: La tercera etapa del exitoso Nasta como entrenador de Sports. ¿Hace falta recordar que en 2017 logró salvar al equipo del descenso en el Federal y dar la vuelta olímpica en el Campeonato Salto en muy poco tiempo, cuando las cartas parecían estar echadas en su contra?

Las ausencias de los dos máximos referentes, Bonomi y Ciraco -suspendidos-, de Álvaro Rossello -lesionado- y de Franco López -en el banco de suplentes- no son fáciles de disimular en un plantel corto pero, además, Dadea equivocó la elección de los sustitutos o, mejor dicho, la función que les otorgó.

Desde el arranque se vio que a Diego Peralta -de características ofensivas, buenas cualidades para la definición y jugando sus primeros minutos en el año- le iba a costar demasiado cubrir la banda derecha con la obligación, además, de anular a Bruno Francione.

Ya a los dos minutos Maza tuvo que tomarlo a Francione -claramente fuera del área- después que este se había sacado de encima la marca de Peralta. Del tiro libre corto surgió la primera posibilidad para el local, pero el cabezazo anticipatorio de Defrancesco se fue al lado del palo (3’).

A los cinco minutos hubo un tibio reclamo del local por una mano de Peralta dentro del área pero, si existió, fue absolutamente sin intención y sin interferir en el juego.

A los diez llegó el primer ataque rojinegro: Inchauspe envió el centro desde la derecha, Capdevila alcanzó a peinar, pero le cayó a González, que mandó el balón al corazón del área buscando a David Fernández -en ningún momento pudo encontrar su lugar como atacante-, pero antes llegó Fiol que, en su intento de despejar, casi bate su propia valla de no ser porque el balón fue manso hacia las manos de Borro.


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Sports intentaba poner la pelota en el piso, pero el mal estado del campo lo hacía caer en imprecisiones; por arriba casi todas eran del local.

A los veintitrés minutos se produjo una acción que pudo cambiar el desarrollo del partido: Howlin habilitó a Diego González que entró al área dejando atrás a Marcolongo y, cuando se aprestaba a rematar al arco, el lateral lo tomó de la camiseta -mucho más evidentemente que lo que muestra la imagen-; González continuó la jugada -ya con menos ángulo y con Borro más cerca-, el arquero dio rebote y el chacabuquense cacheteó el balón de derecha enviándolo al techo del arco.

El juego continuó siendo desprolijo a pesar de los intentos de Quiroga y de Geoghegan.

A los veintisiete Francione volvió a dejar atrás a Maza y envió el centro a la cabeza de Defrancesco, pero el 9 terminó desparramándose en el piso por un supuesto empujón que no se llegó a comprobar a pesar de la protesta del experimentado goleador.

Un minuto más tarde fue Quiroga el que llegó al fondo por la izquierda para enviar al centro que Francione cabeceó lejos del arco.


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Una corajeada de Howlin arrastrando a Canavesio terminó en tiro de esquina, pero la defectuosa ejecución del mismo permitió el rechazo mucho antes de llegar al área, provocando el enojo del técnico Comadreja

A los treinta y un minutos Suárez envió un centro con su pierna menos hábil –la izquierda- que no parecía traer consecuencias, pero el balón superó el salto de Maza y Defrancesco le aplicó un frentazo perfecto, abajo y contra el caño izquierdo de Vergé que solo pudo mirar.


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A esta altura el partido parecía un deja vu, por lo sucedido dos semanas antes entre el local y el otro equipo saltense, y más cuando un minutos después Francione metió un pase a espaldas de la defensa y Vergé tapó a medias el remate de Suárez. El córner enviado por Quiroga fue bajado por Canavesio para Defrancesco, pero este no pudo cabecear cargado desde atrás por Maza. Ferrari, quizá tapado por Peralta, dejó seguir una vez más.

Sesenta segundos más tarde Francione inició un contragolpe -con Defrancesco a su lado- que llevaba las peores intenciones pero, increíblemente, al óptico se le nubló la vista y terminó rematando sobre los pies de Basualdo y de Geoghegan. La pelota le cayó a Defrancesco y este pateó sin convicción elevando el disparo.

A los treinta y siete Peralta pudo aportar ofensivamente enviando dos centros casi seguidos; el segundo fue rechazado por Marcolongo y le cayó a David Fernández que remató sobre el travesaño.

A los cuarenta minutos Inchauspe mostró algo de su repertorio desbordando por derecha, haciendo pasar de largo a Cardozo y sacando un remate combado que se metía en el ángulo más lejano, pero Fiol llegó para salvar casi sobre la línea.

A los cuarenta y cuatro Marcolongo quiso jugar con Borro, se quedó corto e Inchauspe anticipó al arquero, pero se quedó sin ángulo y el balón cruzó por delante del arco sin que nadie llegue para empujarlo.

Ya en tiempo adicionado Inchauspe volvió a llegar al fondo por la derecha, envió el centro rasante que rechazó Marcolongo y la pelota le cayó a Simaldone que, desde unos treinta metros, elevó el remate.


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En el segundo tiempo Sports, con Geoghegan como abanderado, salió más decidido pero, tal cual le sucedió a Defensores quince días atrás, Argentino le cerró los caminos obligándolo a dividir el balón y apostando a algún contragolpe definitorio.

A los cinco minutos el segundo asistente se percata de la existencia de un pozo en el campo de juego que sería tapado con arena seis minutos más tarde. Esto no sería motivo de comentario sino se sumara al estado muy desparejo del campo, al césped sin cortar y al hecho de programar un partido para que finalice al anochecer sin tener luz artificial.


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Dos minutos antes Maza había llegado con lo justo a trabar a Francione y Cubilla había rematado sobre el travesaño.


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A los cincuenta y siete minutos Agustín Simaldone –otra vez metiendo y jugando- “pinchó” la pelota por encima de la defensa local para habilitar a Inchauspe, que no pudo darle de lleno. Un rato más tarde –en el breve lapso de dominio Comadreja- Inchauspe, desde la línea de fondo, envió un centro perfecto para Aquilozi que cabeceó buscando el palo opuesto y la pelota se fue afuera por milímetros.


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Un minuto más tarde otra vez Inchauspe llegó al fondo y nadie lo acompañó para empujar el pase atrás.

A los sesenta y cuatro un centro de Aquilozi -muy activo- terminó en las manos de Borro, y un minuto después Cardozo llegó con lo justo a empardar la carrera del delantero e impedirle el remate entrando al área. Enseguida otro centro, una pifia de Capdevila y el balón que vuelve a caerle a Borro.

Dadea manda a Tobias Báez -también de estreno en el año- a cumplir la función de Peralta y Pérez contesta con el ingreso del habilísimo Pablo Guzmán por el extenuado Francione.

A los setenta y dos minutos, en un tiro de esquina, se producen agarrones de todo tipo, pero Ferrari sigue sin ver lo que sucede por arriba de las medias. Agarrones y codos peligrosos parecen no ser sancionables para el árbitro rosarino, pero sí una falta menor de Rosello alcanza para que le muestre la segunda amarilla.


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En los últimos minutos los refrescos del local marcan diferencia y Argentino se pone a tiro del segundo, pero Ponce -después de una buena combinación con Guzmán- remata sin ángulo (78’) y Diego González se rehace para tapar el disparo de Suárez (83’).

Sports tendrá una última oportunidad de llegar al empate, pero Howlin no podrá aprovechar el centro de Simaldone (89’) y ya en el final será Noguera el que desperdicie la posibilidad de ampliar la diferencia.


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Una diferencia que solo se hubiese justificado por esos últimos minutos en los que el Comadreja se adelantó para buscar el empate y el hombre de menos hizo que deje demasiados huecos.

Argentino fue justo vencedor porque, si nos ponemos exigentes, aprovechó la única situación clara y concreta de gol que hubo en el partido; Borro, en mayor medida, y Vergé casi no tuvieron que exigirse. Quizá la historia hubiese sido otra si Ferrari sancionaba aquel penal a González, pero en fútbol los hubiera rara vez se tienen en cuenta.


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Las ausencias de Illoa -lesionado-, de Iocco y Fernández -suspendidos- y, seguramente, algunos planteos y rendimientos que no conformaron obligaron a Lencina a modificar el once inicial.

Si bien del medio de la cancha para adelante Defensores cuenta con varios jugadores que, por condiciones y características, están en un nivel muy similar, es según la estrategia que se pretenda utilizar –manejar el balón o contragolpear-, esos jugadores pueden ser más o menos adecuados. Esta vez, en su cancha y ante un equipo que no iba a dejar espacios atrás, había que jugar, y la elección de los nombres pareció la correcta.

El ingreso de Bravo para asociarse en el juego corto y hacer la pausa en el momento justo parece indispensable para el vértigo que puede imprimirle Castagno -esta vez con toda la franja derecha para aprovechar-; los estiletazos del zurdo número 10 pueden ser ideales para las proyecciones de los laterales; y los réditos que ha dado la sociedad Testa-Miserda ya quedaron comprobados.

Sin embargo, a Defensores le llevó algo más de un cuarto de hora amigarse con la pelota. Hasta ahí todo fue de 9 de Julio que, liderado por la mejor versión de Guido Montero, se adueñó del balón y de las situaciones. A los seis minutos el ex Loro y Comadreja provocó la falta de Belfiore casi contra el banderín de esquina, él mismo se encargó del tiro libre que Gizzi alcanzó a mandar sobre el travesaño; tres minutos más tarde -esta vez por derecha- envió el centro para la llegada del Cibiriain, pero el “Perro” se pasó y no pudo darle dirección a su cabezazo; y a los doce ejecutó un tiro de esquina que peinó Cibiriain en el primer palo y Flores no pudo darle la suficiente potencia haciendo fácil la tarea del arquero Loro.


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Defensores apelaba a pelotazos aéreos que facilitaban el trabajo de la defensa albiazul o a arremetidas individuales que no prosperaban; hasta que a los dieciocho, tras una buena combinación, Scarpitto apareció como puntero izquierdo, se metió en el área y, sobre la línea de fondo y a metros del arco, no encontró receptor. La jugada no trajo consecuencias, pero fue un indicio de lo que vendría.

Un minuto más tarde fue Miserda el que apareció por el mismo sector, buscó a Testa en la media luna y el zurdazo mordido del goleador se fue al lado del caño opuesto ante el esfuerzo de Ceccoli por llegar a corregir la dirección del balón.

A los veintiséis un tiro libre frontal fue devuelto con los puños por Keizer, asediado por Testa, y el balón le cayó a Favergiotti que elevó el remate cuando solo tenía que acertarle al arco.

Enseguida, en un ataque aislado, Frontera remató muy lejos del arco desde una buena posición.

Tres minutos después Scarpitto remató desde afuera del área y algunos reclamaron penal, pero Velázquez demostró claramente la intención de recoger el brazo y evitar el contacto.

A los treinta y uno Scarpitto habilitó a Castagno y este, entrando al área en diagonal, dudó entre el remate al arco y el pase al medio que finalmente no llegaron a conectar ni Testa ni Miserda.


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Con Montero bien controlado por Favergiotti volvió a aparecer Frontera, pero no se tuvo confianza para rematar y cruzó para Tamburini que sí lo hizo a las manos de Gizzi.

A los treinta y seis minutos Castagno corrió de área a área –literalmente- con el balón dejando rivales por el camino y, cuando Testa se relamía entrando de frente al arco, el pase del “Turco” pegó en los pies de Bruno.

Ya con tiempo cumplido, Bravo metió el pase profundo para Testa que, casi sobre la línea de fondo, exigió a Keizer que mandó el balón al córner.

El primer tiempo dejó un justo empate por el reparto de dominio y de situaciones, pero una sensación de que Defensores podría hacer la diferencia en el complemento si mantenía la idea.

Pero el segundo tiempo comenzó con un baldazo de agua helada en una noche fresca: El local intentó progresar en campo contrario con toques cortos hasta que el de Bravo hacia atrás dejó a Torres y a toda la defensa mal parada; Montero jugó rápido con Flores, este abrió para Frontera y el zurdo polifuncional cruzó al medio para la llegada solitaria de Cibiriain, que tuvo tiempo de elegir el lugar para vulnerar a Gizzi. Un contragolpe perfecto que terminó en un festejo desafortunado, ya que Cibiriain se mandó una pirueta que le costó una doble fractura de clavícula.


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El gol sufrido obligó al dueño de casa a doblegar esfuerzos que lo llevaron a acorralar al equipo de Gambini, aunque sin claridad. Las escapadas de Montero comenzaron a ser cada vez más esporádicas y resueltas sin lucidez.

A los cincuenta y seis minutos Scarpitto encontró un hueco para habilitar a Testa, pero el goleador anda con la mira torcida y su remate, bien intencionado, se fue lejos del segundo palo.

Cuatro minutos más tarde Testa tendría otra oportunidad, casi desde el mismo lugar -por un tiro libre tras una mano de Tamburini-, pero el destino del balón no fue mejor.

De pronto, cuando parecía que el “Carlos Testa” se inclinaba definitivamente hacia el arco de Keizer, Montero escapó por la izquierda y dejó a Harispe de frente al arco, la definición de zurda fue devuelta entre Favergiotti y Gizzi, Flores no pudo darle de zurda, Alan González quiso rechazar pero el balón pegó en Montero y terminó pasando entre Flores y Tamburini.


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A los sesenta y siete minutos se produce el curioso cambio de Ortiz por Torres -Naya ya había remplazado a Scarpitto-, y esto le da más agresividad al ataque Loro. Dos minutos después Castagno, desde el vértice del área, mete una pelota llovida al segundo palo, por donde entraban Ceccoli y Naya, pero Keizer alcanza a desviar.

Setenta minutos: Miserda se interna en el área, se saca un hombre de encima y remata al primer palo; Keizer ofrece una escasa resistencia y el balón se mete contra el palo.


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Dos minutos más tarde Harispe encabeza un contragolpe prometedor, pero decide mal y todo termina en posición adelantada de Flores.

Defensores parece haber levantado el pie del acelerador y hay que esperar hasta el minuto ochenta y cuatro para que vuelvan las emociones: Castagno toma de volea un rechazo de cabeza y Keizer reacciona espectacularmente desviando el balón que se pierde junto al caño izquierdo.


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Un minuto antes de los noventa Miserda remata cruzado, Keizer vuela y roza el balón que se va por la línea de fondo; Monzón indica saque de arco y muestra escasos cinco dedos a añadir.

Noventa y dos minutos: Testa espera por la llegada de Ortiz, que envía un centro perfecto, con la comba exacta para que Keizer no pueda intervenir y tome a sus compañeros de frente; Kevin Gedda se llena el empeine del botín derecho con el balón y levanta la red, quince minutos después de haber ingresado y debutado en el torneo (12’ había demorado en anotar su primer gol en el debut en primera).


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La carrera furiosa del juvenil tiene motivos de sobra: Defensores necesita el triunfo para dar un gran paso hacia la clasificación y él casi no había tocado el balón desde su ingreso, después de no haber estado ni en el banco en los partidos anteriores.

Pero aún quedan un par de minutos por jugar y 9 de Julio va con todo para aguar la fiesta: Bartoliche encara el área y vuela espectacularmente, la pelota le queda a Flores que toca para Montero, extrañamente Guido, de frente al arco, en lugar de rematar decide abrir a la derecha para Harispe que, con menos ángulo, se la devuelve y entonces el “7” saca un zurdazo que se desvía yendo al tiro de esquina. Hasta Keizer va a buscar la última bola, pero el centro supera todas las cabezas y Monzón señala el centro del campo.

Defensores levanta los brazos, feliz y desahogado. En una semana ha logrado revertir dos resultados -ambos en el segundo minuto de descuento- que lo dejan como único puntero, sin tirar pelotazos a la cabeza del más alto, lo que marca un convencimiento sobre cómo jugar que hasta hace poco no demostraba, aunque lo intentara.


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EL RESTO DE LA FECHA


Sportivo Barracas 1 (Ignacio López 5’) vs Juventud 3 (Agustín Cabello 25’, Franco Stella 56’ y Lucas Fernández 88’)


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Entre torneos Salto, Interligas, Federales y Copa Argentina Comadrejas y Loros se verán las caras por trigésima vez en seis años y un mes. Como tantas veces el resultado será incierto, ambos tendrán la posibilidad de quedar solos en la punta de la zona más pareja del nuevo T.F.R.A. pero, a pesar de eso, ninguno de los dos técnicos tendrá la continuidad asegurada según sea el resultado.

La noche se presenta ideal para pasarla al aire libre -la lluvia sabrá esperar a que cada uno retorne a su hogar-, la televisión no ofrece ningún partido atrayente y la escasa iluminación del “Esteban Chiari” dejó de ser una excusa hace un tiempo.

El almanaque indica que es noche de carnaval, pero los corsos hace rato que quedaron en el anecdotario popular y para ir al baile habrá tiempo -ah, ¿tampoco hay baile?-, y que mañana es feriado y muchos no tienen que trabajar. Pero, entre los pocos que pudieron tomarse el fin de semana largo y los varios que decidieron darle un mejor destino al dinero de la entrada, las tribunas casi desoladas contradicen los augurios más optimistas.

Los primeros minutos parecen darle la razón a los ausentes, ya que los nervios y las previsiones superan a las intenciones.

Hay que esperar catorce minutos para que el partido comience a ser tal: Howlin gira despegándose de la marca de Narbiloni y, desde poco más de veinte metros, saca un remate combado y llovido que supera el vuelo de Gizzi y es devuelto por el caño derecho. No fue el golazo que mereció ser, pero alcanza para que el Comadreja comience a marcar su predominio.

Tres minutos más tarde Alan González empuja a Inchauspe en el costado del área; Viglietti no le muestra la amarilla que hubiese correspondido y eso lo lleva a hacer lo mismo en situaciones simulares, desluciendo su arbitraje y el partido. Del tiro libre se encarga Simaldone, buscando sorprender a Gizzi que rechaza con los puños riesgosamente.

A los dieciocho Diego González aparece por detrás de todos a buscar el centro pasado de David Fernández y su cabezazo da en la cara externa del caño izquierdo.

Un rato más tarde Gizzi sale a tiempo ante la llegada de David Fernández y el improvisado mediocampista derecho deja la pierna golpeando al arquero, que juega sin estar curado en su totalidad de un desgarro sufrido quince días atrás -en ningún momento usó los pies para jugar el balón, pero no mostró dificultades para moverse-. La acción no trae consecuencias, pero también hubiese correspondido la amonestación.


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Treinta y un minutos: Howlin gana por derecha y envía un centro bajo que Ciraco, anticipándose a todos, desvía con tanta precisión que el balón se mete entre Gizzi y el primer palo.


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El gol sorprende por la resolución, pero no por los merecimientos. En la cancha hay un solo equipo que sabe lo que tiene que hacer, el otro no hace pie; no sabe si pararse con tres defensores o con cinco, ya que Ceccoli y Torres casi siempre quedan a contramano de la jugada, y Testa vive en una isla a la que no pueden llegar Castagno -solo contra todos en su posición de media punta- ni Illoa, que arranca desde muy atrás y los rivales se turnan para voltearlo antes de que pueda prosperar.

Un minuto después del gol de Ciraco, Defensores dispone por primera y única vez en el primer tiempo de un remate franco al arco, pero Maza evita la intervención de Vergé rechazando el cabezazo de Belfiore.

Enseguida Ciraco, envalentonado por su vuelta al gol, saca un interesante remate bajo, desde unos veinticinco metros, que encuentra bien colocado a Gizzi.

Quedan aún diez minutos para el entretiempo, pero nada más sucederá.


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Se supone que Lencina no puede estar conforme con lo hecho por su equipo, y que con los mismos once va a ser difícil cambiar, pero Defensores vuelve con las mismas caras de preocupación; y no es para menos: A los dos minutos Diego González avanza con comodidad en campo visitante hasta que decide meter un pase filtrado para Howlin, que cae en el área tomado por Narbiloni. Hay algunos reclamos, pero pocos -incluido Viglietti- observan la acción.

A los cuatro minutos Torres llega por primera vez al fondo, toca al medio para Testa que remata trabado, el balón se eleva y Castagno se lo lleva por delante enviándolo afuera.

El conjunto de Dadea no está dispuesto a ceder terreno y mantiene a Gizzi activo: Ciraco remata con poco ángulo y Gizzi envía al córner (55’), una vez más tras el tiro de esquina desde la derecha, y otra vez para evitar que Simaldone le marque un gol olímpico.

Recién a los trece minutos Lencina decide el ingreso de Bravo y este, en su primera intervención, envía un centro que David Fernández, en su afán por rechazar, casi mete en su propio arco.


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Para enviar el centro Nahuel Bravo le había ganado en el choque -lícito a mi entender- a Maza y el arrecifeño había quedado tirado en el piso. Vergé advirtió el hecho y quiso sacar el balón por el costado para que su compañero sea atendido. Según lo poco que se llegó a ver a la distancia y recogiendo algunos testimonios: Belfiore se desentendió y quiso seguir jugando, entonces recibió la agresión de Ciraco (?) y se generó un tumulto. El segundo asistente, Neri de los Santos, estaba muy cerca de los hechos y no titubeó al informar lo sucedido al árbitro principal que le mostró la roja al goleador Comadreja.


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Sports no solo se quedó con un hombre de menos con más de treinta minutos por jugar, sino que perdió a su líder anímico y a alguien que, además de haber anotado el gol de la victoria parcial, es muy importante en las pelotas áreas, tanto ofensiva como defensivamente.

A pesar de eso, el Comadreja continuó amenazando empujado por el gran entusiasmo de Agustín Simaldone, que siguió buscando el arco visitante con su temible remate de media distancia.

El Loro continuaba impotente, con Illoa tirado a la izquierda y Castagno casi como wing derecho, hasta que ingresó Miserda a ocupar la banda izquierda, e Illoa y Castagno comenzaron a intercambiar roles.

A los setenta y cinco minutos, después de que Illoa llegara al fondo por la izquierda y tuviese que enganchar para su pierna hábil para mandar el centro y Ceccoli lo devolviera al corazón del área menor, Miserda se acomodó para meter el frentazo cruzado, pero no lo suficiente, posibilitando el lucimiento de Vergé.

Enseguida el propio Miserda envió el centro pasado, apareció Testa por el segundo palo y, ante la imposibilidad de rematar al arco, le sirvió el balón a Bravo que, con el revés del pie izquierdo, lo mandó a la red decretando un empate que hasta ahí no se justificaba.


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A partir de la igualdad el Loro se enfureció, como si quisiera borrar de un plumazo todos los errores cometidos. A los ochenta Testa disputó un balón aéreo con Vergé que el arquero no pudo retener, la pelota le cayó a Castagno fuera del área, el “Turco” encaró dejando dos rivales en el camino y, ya dentro del área, abrió el pie para buscar el palo más lejano pero el remate salió totalmente desviado.

A los ochenta y cuatro Vergé tuvo que salir al borde del área para rechazar el balón ante un pique de Ceccoli, y un minuto más tarde el arquero se quedó con la cabeza de Miserda entre las manos después que el ex-Comadreja calculara mejor aunque el balón terminara en el techo del arco.

Para los últimos cinco Testa le dejó su lugar a Agustín Naya y un desaparecido Inchauspe a Aquilozi, demostrando los dos técnicos su intención de no resignar el resultado.

El “Tini” estuvo a punto de anotar en la primera que tuvo, tras un remate de Bravo -manejó el balón con criterio, buscó el arco de media distancia y habilitar a sus compañeros con pases profundos- que Vergé no pudo controlar, aunque se rehízo y desvió ante la arremetida de Naya.


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En el minuto noventa y uno Basualdo no llegó a conectar el córner desde la derecha y del rechazo surgió el ataque de Defensores; Castagno corrió de área a área para ganar y aguantar el balón ante la presión de Maza y Rosello, esperó por la llegada de Torres y buscó su lugar cerca de la media luna, allí cayó la pelota sin dueño… Damián inclinó el cuerpo y la empalmó con más dirección que potencia para meterla contra un rincón donde Vergé no podía llegar.


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La carrera desenfrenada del “Turco” -sin haber brillado, el jugador más influyente del momento- terminó de rodillas frente a su gente, para que por un rato reviva el carnaval y los dos minutos que quedaban de partido sean solo una anécdota.


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EL RESTO DE LA FECHA


Argentino 1 (Raúl Quiroga 43’ -p-) vs. Sportivo Barracas 3 (Agustín Chemes 6’ y 39’ y Maximiliano Luján 90’)


9 de Julio 3 (Agustín Bartoliche 1’, Jonathan Velázquez 42’ y Guido Montero 61’) vs. Juventud 0


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Defensores perdió fuera de Salto y no es noticia.

Históricamente le ha costado horrores traerse los tres puntos, sea ante el rival que fuere. Pero si la calidad de visitante es un escollo por demás difícil de sortear para el Loro, más aún cuando enfrente tiene un equipo rudo que juega al límite del reglamento, o de lo que establezca como límite la severidad de la terna arbitral.

De por lo menos cinco años a esta parte Defensores, fuera de Salto -y se podría agregar el “Esteban Chiari”-, ha tropezado innumerable cantidad de veces con los mismos obstáculos: Pretender jugar igual que en su cancha y ser un equipo sin “maldad”. Usted pensará ¿de qué está hablando este anti-fútbol? Voy a tratar de salir de esta encrucijada siendo lo más convincente posible.

Si bien sería ideal conseguir buenos resultados siendo fiel a un estilo de juego sin importar lugar ni rival, estamos hablando de algo que roce la perfección -acorde con las limitaciones lógicas de un fútbol amateur- en cuanto a idea y funcionamiento; y esto último es algo que Defensores está -y ha estado- muy lejos de consolidar en el tiempo.

Por mala fortuna -lesión de Daglio- y por decisión del técnico y/o dirigentes Defensores carece de un mediocampista central de “peso”, que recupere y haga valer su presencia. Alan González y Nicolás Scarpitto, por condiciones naturales, están más para iniciar el juego que para destruirlo, y cuando lo hacen quedan expuestos con facilidad a la tarjeta amarilla. En el “Carlos Testa” esto se puede llegar a disimular por el conocimiento del terreno, el plus anímico que da la localía y la “protección” que suelen ejercer los árbitros sobre los jugadores hábiles en condición de local.

A la izquierda de los dos volantes centrales se ubica Sebastián Illoa, dueño de una habilidad capaz de romper cualquier defensa, pero con una lógica liviandad para el roce, más todavía si los rivales rechazan pelota y jugador sin miramientos. A la derecha -aunque moviéndose por todo el campo-, Damián Castagno. Aunque mucho más completo en cada retorno al Loro, el punto fuerte del “Turco” nunca fue la recuperación de pelota, y así y todo es quien más eficacia debe tener en este aspecto.

Pretender pisar fuerte en terreno ajeno con tres mediocampistas que, casi con seguridad, no promedian los setenta kilogramos es poco menos que una utopía.

Cuando hablo de “maldad” no me refiero al codazo artero ni a la patada descalificadora -nada más lejano a mi pensamiento-, sino a todas esas mañas que cualquiera que ha jugado al fútbol conoce -aunque tampoco comparta- que suelen achicar rivales (A los puristas les recuerdo que en la selección del ’78 jugaban Passarella y Gallego). El jugador de Defensores, en su gran mayoría, no está acostumbrado a esto, por eso cuando golpea queda en evidencia, o tiene reacciones infantiles -como el domingo- que le valen la expulsión.


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EL PARTIDO

Desde el saque inicial el Loro intentó abrir la cancha pero, al minuto de juego, Cardozo casi le abre la pantorrilla a Fernández con un puntapié “queriendo” rechazar el balón. Castro cobró la falta -a centímetros del primer asistente- pero sin mostrar la amarilla.


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Enseguida el juego se hizo impreciso, con la pelota más por el aire que por el césped, con Defensores teniendo la iniciativa, pero sin poder perforar a la expeditiva defensa local, que apostaba a alguna corrida aislada de Miño o de Cubilla.

A los dieciocho minutos el que sintió el rigor del “3” albiceleste fue Illoa -quiso recibir el balón con el marcador a sus espaldas- pero, como el lateral quedó con la pelota en su poder, para el árbitro no hubo ni falta.


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A los veintidós minutos, aprovechando el adelantamiento de la defensa verdiamarilla -Argentino le cedía el terreno y dejaba que Belfiore fuera salida-, Cubilla le ganó la espalda al “2” y a Favergiotti y, ante el cierre de Narbiloni, cruzó el balón para la llegada de Suárez; el “8” le cambió el palo al debutante Gutiérrez y Alan González alcanzó a rechazar sobre la línea, pero la pelota le cayó a Giamarchi que le dio de zurda acertándole al caño derecho; el balón rebotado volvió a cruzar por delante del arco y la recibió otra vez Suárez que, con poco ángulo, remató al arco permitiendo la atajada en dos tiempos de Gutiérrez.


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Tres minutos más tarde Cubilla volvió a llegar al fondo, envió el centro y Torres rechazó de cabeza dejándole el balón en los pies a Defrancesco, que tuvo tiempo de acomodarse y sacar un remate colocado que se fue cerca del ángulo izquierdo.

Un minuto después Miño dejó parado a Favergiotti, tocó atrás para Cubilla y este remató defectuosamente.

Enseguida apareció Defrancesco por la derecha y su remate cruzado fue devuelto por el caño.


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A los veintinueve Suárez remató afuera casi sin ángulo y dos minutos más tarde llegó la primera -y única del primer tiempo- participación activa del interminable Lucas Borro, desviando un remate de Illoa desde afuera del área.


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A los treinta y cuatro, tras un córner pasado desde la derecha, Canavesio estrelló su zurdazo en la cara exterior de la red desde una posición casi imposible, pero acentuando las facilidades que encontraba el local en el área visitante.

Tres minutos más tarde Suárez fue a buscar un pelotazo a espaldas de Torres, Gutiérrez salió apresuradamente y el “8” solo tuvo que acertarle al arco para ponerle un poco de justicia al resultado.


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Apenas dos minutos después Giamarchi le dio un pase a la cabeza a Defrancesco y este anticipó a Favergiotti para colocar el balón lejos de la pasividad de Gutiérrez.


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La impotencia de Defensores era tal que, en un córner desde la derecha, cuando todos fueron a buscar el centro al área chica, casi debajo del travesaño, el balón fue rechazado mucho antes del primer palo.

El pitazo de Castro señalando el final del primer tiempo sonó aliviador para el Loro; el 0-2 resultaba piadoso de acuerdo a las situaciones en uno y otro arco, no podía esgrimir como argumento un mejor trato del balón, y mucho menos hablar de funcionamiento. Uno de los punteros -es cierto que en esta zona un resultado hace bajar o subir tres puestos como nada-, que venía de dos triunfos importantes -sobre todo el primero ante Juventud- era vapuleado por el equipo más modesto -al decir de muchos-.

¿Por qué? Si a los defectos que tiene el medio campo Loro cuando no tiene la pelota, le sumamos que a espaldas de ellos hay dos centrales que juegan su tercer partido juntos, si detrás de estos hay un arquero debutante de veinte años -con sus dudas y las ajenas-que tiene la responsabilidad de disimular la ausencia de Gizzi… Ahora agreguémosle que a Joaquín Fernández -en franco ascenso en cuanto rendimiento hasta aquí- lo perturba el duelo especial que tiene con sus excompañeros y que la decisión de Lencina -cuando menos polémica- de incluir a Gamboa desde el arranque ha sido totalmente improductiva. Demasiados cabos sueltos como para esperar un final feliz.


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Si en el complemento se podía prever un Defensores más combativo, duplicando esfuerzos para hacer valer su mejor condición técnica, hubo que esperar a que Giamarchi desperdicie una buena ocasión definiendo sin convicción. También un ingreso al área de Miño que terminó en una supuesta falta de González -muy reclamada por Defrancesco- y en un supuesto golpe del “10” a Gutiérrez –igual de reclamado por Favergiotti-.


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Con el empuje de Castagno, las proyecciones de Torres y la inclaudicable gambeta de Illoa, Defensores comenzó a arrinconar a Argentino provocando faltas en las inmediaciones del área. Así llegó la situación más propicia para el Loro a los seis minutos: Illoa mandó el centro al borde del área menor, Belfiore pudo zafar de la marca y alcanzó a cabecear mientras Borro -en su única falla- quedaba descolocado, pero el balón cayó en el techo del arco.

Continuaron las fricciones, las faltas lejos del arco local, los centros rechazados por los centrales o descolgados por el arquero y, a los diez minutos, cuando parecía que Fernández finalmente le ganaría la espalda a Cardozo ante un pase por elevación, el lateral se desentendió totalmente del balón y volteó al delantero con un empujón grotesco. A pesar de la brusquedad -si bien fue un empujón, la velocidad que llevaba Fernández le pudo ocasionar una lesión al caer- y de la intención manifiesta de impedir un ataque sumamente peligroso, Castro solo -aunque finalmente- le mostró la amarilla al “3”.

Antes de que se realice el tiro libre Scarpitto y Gamboa les dejaron sus lugares a Iocco y Miserda, mientras Roldán trataba de intimidar a Belfiore en el área. El centro de Illoa fue enviado al córner y esta vez el “10” Loro mejoró la puntería, pero el cabezazo de Miserda se fue por arriba del travesaño.

A los diecinueve minutos, tras otro centro de Illoa desde la derecha, Fernández peinó el balón y Narbiloni –en posición dudosa- no llegó a empujarlo.


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Y continuaron los forcejeos, los centros sin destino cierto, una volea de Iocco apresurada, el ingreso de Bruno Francione para intentar un contragolpe lapidario, que casi se concreta cuando, a los veintiséis, el retacón pero efectivo delantero remató desde el piso, frente a Gutiérrez, y el balón se fue muy cerca de un palo.

De pronto Iocco cae en el área, la jugada continúa fuera de ella, Castro se da vuelta y muestra la tarjeta roja; todos, hasta Cardozo, piensan que es para él, pero el árbitro dice que es para el 16 Loro que yace en el piso, por un supuesto exabrupto. Solo Iocco y los que estaban cerca saben si en realidad existió, pero la forma de proceder del árbitro fue totalmente anti-reglamentaria.


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Con el ingreso de Noguera, Pérez buscó un socio para Francione, y la sociedad casi se concreta inmediatamente, pero habría que esperar hasta el tiempo adicionado, cuando entre los dos excomadrejas decoraron un resultado ¿excesivo? Para nada si se analizan las situaciones claras de gol.

Antes, una media vuelta de Miserda se había ido cerca de un caño, lo mismo que un remate de Castagno desde afuera del área y Borro agrandaba su imagen haciendo todo fácil.

Después, un empujón de Fernández a Cardozo, infinitamente menor y trascendente que a la inversa, significó la segunda expulsión de un pergaminense vestido de verde y amarillo. Como para achicar aún más la versión más reducida del Loro en mucho tiempo.


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“La clave del partido estuvo en mantener la inteligencia y tranquilidad en el juego y la agresividad en la marca.

Quisimos cortar las líneas de juego de Defensores y no dejar jugar cómodos a los volantes. Después la efectividad de los delanteros fue clave.

El resultado no nos sorprendió para nada, porque sabíamos que era una final para nosotros y salimos a jugarla como tal. Necesitábamos de la victoria y la conseguimos.

El 2 a 0 era justo. El tercer gol fue resultado de la primera expulsión y de que Defensores salió muy lejos de su arco en busca del gol y quedaba mal parado.

Defensores no nos lastimó con las situaciones de gol que generó. Así que no me pareció un resultado abultado teniendo en cuenta las situaciones nuestras, sobre todo en el primer tiempo.

A Argentino le costaba ganas, pero todos los partidos convirtió goles y también nadie nos ganó. Terminamos la primer ronda invictos y en cinco partidos solo una vez fuimos abajo en el marcador.

Creo que no nos tenemos que relajar y a cualquier equipo que se enfrente a Argentino no le va a resultar un partido fácil.

La zona se va a definir en las dos últimas fechas y puede pasar cualquier cosa; nada está definido y nadie se puede relajar.” (Fausto Fiol)


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-Hay dos cosas que a Defensores le cuestan desde antes de tu llegada: Ganar de visitante y jugar contra equipos que le pelean el partido; ¿qué se hace para solucionar eso?

-“Es una realidad que en el pasado a Defensores le ha costado en condición de visitante, pero este es un torneo nuevo, con jugadores nuevos, que incluso en el pasado no han jugado en Defensores... Por lo tanto, los antecedentes no los consideró de mayor importancia.

En cuanto a la clase de equipos que teóricamente nos cuesta vencer, no estoy de acuerdo con esta opinión, porque hemos perdido con 9 de Julio y con Argentino que tienen dos propuestas de juego totalmente diferentes.

Lo que hacemos para revertir este tipo de situaciones es trabajar en la semana, preparando cada partido para ganarlo.”


-¿Qué pensaste que podía aportar Gamboa para relegar a Testa y a Miserda?

-“Que haya jugado Gaston fue una decisión técnica y táctica.”


-Si bien ahora tenés un extremo derecho que va por afuera, ¿el juego de Defensores no perjudica a los 9?

-“La idea de juego de Defensores no se modificó con respecto al año anterior… Es una realidad que los rivales en esta clase de torneos son de mayor jerarquía con respecto al torneo local pero, por ejemplo, Feliciano el año pasado metió 29 goles en 20 partidos. Hay momentos, tanto en los jugadores como en los equipos y es normal que después de un resultado adverso se comiencen a plantear estos interrogantes en la gente que no conoce nuestro trabajo ni como entrena este grupo.”


-¿En algún momento los dirigentes te dieron un ultimátum?

-“No”.


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N. de la R.: Llamó la atención la presencia desde el arranque de Gastón Gamboa por varios motivos:

1) Defensores venía de dos victorias, las únicas en cuatro fechas, que justamente coincidieron con la presencia de Feliciano Testa en el once titular. Si bien el goleador histórico del Loro y de Salto no había anotado, había participado en algunos goles y había tenido oportunidades -dicen los que saben que esto es casi tan importante como hacerlos-; también había contribuido a la recuperación, y en cuanto a entrega es al último que se le podría reprochar algo.

2) Las veces que no jugó Testa lo hizo Franco Miserda, quien tampoco marcó goles, pero nadie puede desconocer las virtudes del ex-Independiente de Chivilcoy, como jugador de área -15 goles en 12 partidos en 2016 jugando para El Fortín de Salto- y fuera de ella, además de poder cumplir otras funciones que la de centro delantero, ¿o no fue Miserda, recostado a la izquierda, el jugador clave para que Defensores se quedara con el título local en 2018?

3) Cuando se le pregunta a Lencina qué vio en Gamboa, no es muy explícito. Los que tuvimos la oportunidad de ver al delantero cordobés de extenso currículum y escaso promedio de goles en los sesenta y pico de minutos que había ingresado -puede ser muy poco tiempo, hasta ahora parece suficiente, más después de ver los cincuenta y seis de este último domingo- solo le habíamos visto un remate al arco ante Sports y una casi nula participación en el juego.

4) Pero quizás el problema de la falta de efectividad del 9 no sea el propio Gamboa, ni Miserda, ni mucho menos Testa… Desde 2013 a la fecha -excluyendo torneos locales e interligas- ningún centro delantero ha logrado colgarse el cartelito de indiscutido en el Loro. Por falta de un enganche clásico, por jugar con extremos con pierna cambiada o por lo que sea, ninguno ha dejado una marca trascendente.

Tomando en cuenta solo los partidos en que fueron titulares: Miserda anotó 1 gol en 6 partidos, el “Bati” Aranda marcó 4 en 21 (en uno marcó 2, por lo tanto en 18 no lo hizo), Franco Tisera 5 en 17 (en uno marcó 3, por lo tanto en 14 no), Feliciano Testa (5 en 20) y Lucas Defrancesco (7 en 16, aunque 3 en 1) 1 gol cada 360 minutos y el “ignoto” Claudio Alessandro 7 en 19, a razón de 1 cada menos de 3 partidos.

¿Será culpa de los 9, cuando Defrancesco -descartado por Defensores hace más de dos años- acaba de ser su verdugo y suma tres goles en el presente torneo contra los cero de los nueves Loros?


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Rojinegros y Celestes cerraban la fecha con la certeza de que uno de los dos quedaría en la cima de la tabla al finalizar la primera rueda, y con esa ambición manifiesta salieron a jugar.

En los primeros instantes el local se mostró más punzante, asegurando el balón desde su área, para terminar con un remate de media distancia que terminó en un tiro de esquina o ensayando un contragolpe que, luego se ensuciarse, obligó a un rebote largo de Cuesta.

El primer ataque de Juventud, vía escapada de Cabello por derecha y centro pasado, derivó en la primera polémica, curiosamente la menos reclamada y, tal vez, la más evidente: Rubio encaró a Maza dentro del área, el defensor quiso jugar la pelota, pero llegó tarde y volteó al 11 celeste. Salinas, cerca de la acción -quizás tapado por Lucas Fernández- hizo seguir.


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A los nueve minutos contestó Sports, con un remate desde lejos de Diego González que Cuesta alcanzó a desviar al córner. El tiro de esquina ocasionó otro –como sucedió varias veces en ese primer tiempo-, pero sin consecuencias y terminó en una contra con remate llovido sobre el arco Comadreja que Vergé simplificó mandando por arriba del travesaño.

A los doce David Fernández -esta vez mediocampista derecho- terminó una buena combinación con un remate defectuoso dos metros dentro del área.

A los dieciocho Howlin probó suerte casi pisando la media luna y el balón se fue muy cerca del caño derecho. Enseguida llegó la respuesta y la situación más propicia de todo el partido: Diego Raya habilitó a Franco Stella que, con Vergé como único obstáculo y más de medio arco a disposición, desvió el remate por centímetros.


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A los veintidós minutos Ruiz se ganó la amarilla por reclamar un evidente agarrón de Ciraco, que derivó en un ataque sin peligro para Cuesta.

Dos minutos más tarde el balón se elevó después de un rebote, Maza y Stella saltaron sin verse y se produjo el choque lógico. Salinas -al lado de la acción- fue el único en ver infracción del defensor Comadreja. Del tiro libre -a unos veinticinco metros y frontal al arco- se encargó Agustín Cabello; la pelota sobrepasó apenas la barrera desprolija y casi inmóvil y llegó a la red ante la mirada perpleja de Vergé.

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Juventud sacaba ventaja y estaba bien, ya que había contado con la situación más favorable y había sabido capitalizar la compensación de Salinas -aquella falta de Maza no sancionada en el inicio-.

Tocado en su amor propio, Sports de a poco se fue llevando por delante al conjunto pergaminense y a los treinta y tres minutos David Fernández estuvo cerca de marcar la igualdad, pero su cabezazo se fue apenas desviado.

Un remate de Inchauspe desde afuera y otra serie de tiros de esquina hacían suponer que el empate estaba al caer… Cinco minutos antes del final de la etapa, el tiro de esquina ejecutado por Simaldone superó la estirada de Cuesta, por detrás de todos apareció Bonomi con un salto sorprendente y un cabezazo hacia abajo que se metió contra el palo. Salinas inmediatamente invalidó la acción sancionando una falta del “Perro”. ¿A quién? Cuesta salió a destiempo y después quedó en el piso intentando justificar una infracción que nunca existió. El único contacto que hubo -como se puede apreciar en la foto- fue el de Bonomi al caer apoyándose en Alcaraz, que en ningún momento atinó a saltar.


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Los reclamos fueron en vano y, para colmo, cuatro minutos más tarde el árbitro le cobró otra falta a Bonomi, que le había sacado limpiamente el balón a Ruiz. Por suerte para la normal continuidad del partido -que a esta altura era cada vez más anormal- el tiro libre ejecutado por Stella se fue por encima del travesaño y el entretiempo sirvió para apaciguar los ánimos.

Quizás en el vestuario Comadreja se hizo demasiado hincapié en ello y el equipo se pasó de relajación, ya que en el reinicio Juventud estuvo muy cerca de aprovechar las dudas de la última línea. Iban tan solo cuatro minutos cuando Cabello quedó cara a cara con Vergé y el “Mono” alcanzó a desviar, en el último esfuerzo, la definición de su hasta ahí verdugo.


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La tapada de Vergé produjo un quiebre rotundo en el desarrollo, ya que, a partir de allí, el Rojinegro se llevó por delante al Celeste. De repente Geoghegan volvió a ser el del año anterior y a marcarle el camino a sus compañeros. Él fue el encargado de amenazar a Cuesta con un violento remate que se fue cerca del travesaño a los siete minutos. Ocho más tarde fue Howlin el que lo imitó obligando al esfuerzo extremo del arquero.


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El problema para el Comadreja era que todo iba bien hasta las cercanías del área, allí se cerraban los caminos y los remates de afuera solo lograban agrandar al joven arquero pergaminense.

Superados por la intensidad del partido los hinchas de uno y otro casi se habían olvidado del árbitro, hasta que Bonomi fue a trabar un balón con Alcaraz; el de juventud levantó el brazo izquierdo a la altura de la cara del de Sports, los dos cayeron como consecuencia del choque y, ya en el piso, se vio un golpe de Alcaraz sobre el pecho de Bonomi, que lo único que hizo fue exagerar un poco la acción sin reaccionar en ningún momento. Salinas se aproximó al lugar y, cuando estaba a punto de tomar una decisión, prefirió apoyarse en la opinión del segundo asistente. Algunos manifiestan que Villarruel le ratificó que el agresor había sido el 3 celeste; sin embargo el árbitro le mostró la roja a los dos desatando la ira de la parcialidad local, por lo que el juego estuvo detenido más seis minutos.

Mientras tanto Diego Bonomi -de frondosos antecedentes en cuanto a expulsiones, pero con un notable progreso en su comportamiento en el último tiempo- caminaba hacia el vestuario deseando que todo fuera una pesadilla: Un gol injustamente anulado -que hubiese sido el segundo en ocho días- y una expulsión más injusta aún, nada menos que cuando se avecina el clásico.


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Nicolás Salinas, de jóvenes 26 años, a esta altura parecía empecinado en quedar en la memoria de todos los presentes en el “Esteban Chiari”, por eso le indicó a Ciraco que se levante, después que Caviglia y Franco Ruiz lo desestabilizaran pateándole el pie derecho.


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En la continuidad de la acción, Agustín Simaldone recogió el balón después de un despeje corto, apuntó y, desde treinta y cinco metros, sacó un remate precioso, de esos que conjugan potencia y dirección, y trazan una parábola -como aquellos goles dibujados en las revistas deportivas antes de que la TV nos saturara de partidos- que termina en un ángulo superior. Cuesta miró resignado como le rompían el invicto y la posibilidad de volver a Pergamino vestido de héroe.


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Con el empate Sports no se sintió complacido y continuó ejercitando a Cuesta, siempre con remates de afuera del área, que parecía impenetrable… Sin embargo, tres minutos antes de los noventa, Ciraco y Fernández fueron a buscar un centro que cayó desde la derecha; al goleador lo contuvo Cortasa -si bien agarrándolo, con oficio-, Luciano Ruiz lo tomó menos sutilmente del cuello a David Impidiéndole llegar al balón en una clara falta. Salinas estaba a pocos metros de la jugada, pero ni titubeó ante la airada protesta del 7 rojinegro. Si algo se puede decir en beneficio del árbitro es que, a pesar de su juventud, salvo en la jugada de las expulsiones, decidió rápidamente y actuó con firmeza -de otra forma el partido podría haber terminado en un escándalo mayúsculo-.


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A Sports ya no le quedarían situaciones para intentar quedarse con la victoria, y menos sin los mínimamente tres minutos que Salinas decidió recortarle al partido -dio siete minutos de descuento, lo que se llevó solamente la interrupción por las expulsiones-.


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“El partido fue más para nosotros que para ellos. Tuvimos mucho más la pelota, la supimos manejar más que ellos, pero no se nos dio para ganar.

Estoy muy satisfecho con mis compañeros y con el equipo. Físicamente no solo estoy bien yo, sino todos, ya que tuvimos una excelente pretemporada.

En la cancha me siento cómodo por el apoyo y la confianza que me dan mis compañeros.

Sentí una alegría enorme cuando hice el gol, y me dieron más ganas de ir a buscar el partido, pero no se pudo.

Me quedo conforme porque sabemos que hicimos las cosas bien para ganarlo, aunque no se dio.” (Agustín Simaldone)


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“Creo que el empate estuvo bien. Los dos tuvimos chances pero, si no hubiese errado ese mano a mano en el comienzo del segundo tiempo, lo podríamos haber ganado.

En el primer tiempo fuimos superiores y en el segundo ellos, por la necesidad de no perderlo y estando de local, se fueron con todo a buscar el empate, que lo consiguieron con un gol de otro planeta.” (Agustín Cabello)


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EL RESTO DE LA FECHA


Sportivo Barracas 4 (Felipe Ruiz Tozzi 27’, Agustín Bianchi 51’ -p-, Federico Ruiz Tozzi 73’ y Juan Sarulyte 86’) vs. Argentino 0


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 4ª Fecha

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El Rojinegro debía traerse un buen resultado de Chacabuco, no solo para cambiar la imagen del domingo anterior, sino también para no quedar demasiado lejos en la pelea por la clasificación –pasan a la próxima instancia los tres primeros de la zona-.

Con el único cambio de Agustín Simaldone por el lesionado Franco López, Dadea buscó tener más control de pelota -algo que consiguió solo por ráfagas- y un buen asistente para los hombres más adelantados.

Enfrente, el creciente 9 de Julio aparecía partido al medio sin la presencia de casi todo su mediocampo titular -Movio, Blanco y Díaz-, y para colmo Flores se sumaría a los ausentes apenas comenzado el encuentro eliminando el casi. A pesar de esto, el conjunto de Gambini se las ingenió para plantear el partido de igual a igual y tener a maltraer a la defensa Comadreja con un descomunal Guido Montero.

De movida los dos demostraron sus intenciones de quedarse con los tres puntos, aunque con pelotazos aéreos no bien resueltos; pero, a los cinco minutos Montero llegó por primera vez al fondo, envió el centro bajo y, tras un despeje, Frontera sacó un zurdazo que se metía en el ángulo más lejano; sin embargo, una soberbia reacción de Vergé hizo que la jugada termine en tiro de esquina.

La respuesta no tardó en llegar: Simaldone encabezó el ataque dejando atrás dos rivales, tocó para Ciraco y corrió en diagonal para ir a buscar la habilitación del capitán; lo único que le faltó a “Rolli” fue el toque atrás para un compañero, ya que el remate sin ángulo fue tapado por Keizer.

Tres minutos más tarde apareció Inchauspe en el partido; llegó al fondo por el sector derecho y tocó al medio para la llegada de Ciraco, que intentó un taco sin consecuencias.


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Enseguida (10’) arrancó Montero en su campo, llevándose a Álvaro Rossello y Diego González a la rastra y, después de correr cincuenta metros y dejar a los dos rivales parados, cruzó el balón de zurda para la llegada de Fassan, pero Nicolás Rosello llegó una centésima antes para despejar.

A los trece minutos Inchauspe, con un toque de primera, le sirvió a Ciraco un “penal en movimiento” y casi sin arquero, pero el goleador Comadreja se quedó sin recorrido de su pierna derecha y permitió el lucimiento de Keizer, en la que hasta ahí había sido la posibilidad de gol más favorable.


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Cerca de los veinticinco minutos Sports manejó el balón de área a área con una veintena de toques que, si bien no tuvo un final feliz, hizo recordar la mejor versión del equipo de Dadea. Fue el anuncio de lo que sucedería a los veintisiete minutos: Bonomi -sustituto del lesionado Rossello- recuperó el balón trabando con Tamburini, la pelota derivó en Inchauspe, que tocó de primera hacia el costado, Ciraco retrocedió contra la línea de banda para pasársela a Geoghegan que, también sin pararla, profundizó para Inchauspe; el juninense avanzó unos metros como wing derecho y, cuando levantó la cabeza, lo vio llegar vacío a Simaldone, este remató cruzado sin demasiada potencia, pero la suficiente como para que Keizer no pudiera retener y le dejara el balón servido a Howlin -en la foto tapado por Montero-, quien tuvo tiempo de acomodar el balón antes de mandarlo a la red.


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El local pareció sentir el impacto y por un largo rato Vergé pasó a ser un espectador más, mientras que sus compañeros mantenían atento a Keizer; hasta que, en el tercer minuto adicionado, volvió a aparecer Montero y, después de un gran esfuerzo, donde combinó habilidad y potencia, lo dejó en posición de remate a Frontera, pero el zurdazo mordido del lateral se perdió lejos del arco.

Sports se fue al descanso con una mínima, pero merecida ventaja en el resultado, y con algún reclamo al árbitro, que no mostraba coherencia para juzgar la gravedad de las infracciones.

Si en el entretiempo Dadea les había recalcado a sus jugadores la importancia de cuidar el balón y así el resultado, el plan duró apenas treinta segundos: Frontera metió un pelotazo a la punta izquierda para el “llanero solitario” Montero, este le ganó en el pique a Maza, que lo cargó por la espalda y le terminó ganando la posición junto al banderín del córner; Montero, perdido por perdido, lo desplazó tomándolo del cuello y recuperó el balón ante la pasividad de Britez, entonces levantó la vista y lo vio llegar a Tamburini por el segundo palo; el pase por elevación fue exacto y el “10” solo necesitó un mínimo esfuerzo para vencer la resistencia de Vergé.


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Uno a uno y a empezar de nuevo. Tras cinco minutos de prestarse la pelota, Sports consigue un tiro libre unos siete metros en campo local, de esos que muy rara vez traen consecuencias. Geoghegan manda el balón casi al punto del penal, todos dudan y le cae al último de la fila, Bonomi, que baja la pelota -¿con la mano, como reclamó tibiamente Bruschi?- y queda sorprendentemente solo ante Keizer; el remate de zurda cruzado se le escurre al arquero local y el “Perrito”, que vuelve a calzarse la Rojinegra después de casi un año y medio, comienza su alocada carrera con la boca llena de gol.


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El partido entra en su peor momento: impreciso, friccionado, interrumpido -con y sin motivos-… A los diecinueve minutos un tiro libre, desde una posición casi ideal, para el que se acomoda Montero, se insinúa como una gran posibilidad para el local, pero el remate del mejor jugador de la cancha rebota en un hombre de Sports. Al rato prueba suerte Fassan desde media distancia y controla sin inconvenientes Vergé.

Veintitrés minutos: Sports sale de su área con un pelotazo, Simaldone peina el balón para Inchauspe, que lo recoge volcado sobre la derecha, deja en el camino a Colapietro con un enganche hacia el medio y, desde unos veinticinco metros, despide un tremendo zurdazo bombeado que sacude la red y saca del sopor a la gran mayoría de los espectadores.


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Pero el golazo de Inchauspe también despertó al equipo local que, con más amor propio que ideas, acorraló al Comadreja.

Un minuto después Bonomi cerró por detrás de los centrales para despejar el balón por el que se relamía Fassan; enseguida Colapietro ensayó una chilena fallida que terminó en las manos de Vergé; y Bruschi no llegó a conectar otro centro de Montero (71’).

Bruschi recién apareció en el partido a los setenta y ocho minutos cuando, tras sacarse dos hombre de encima en una baldosa, elevó el remate final.

A esta altura alguien de Sports me preguntó: -¿cuántos minutos iban cuando le descontaron a Defensores? Le contesté que faltaban diez entonces, y para nada logré tranquilizarlo.

Seis minutos antes de los noventa, en un tiro de esquina para el local, Britez ve una mano de un jugador Rojinegro -¿de quién, de Rosello como parece apreciarse en la imagen, de Basualdo -a quien según testimonios se lo habría cobrado- siendo que cuando “Lucho” disputó el balón este nunca se levantó del piso?- y señala el punto del penal.

Bruschi, con absoluta frialdad, se encargó de engañar a Vergé e instalar definitivamente la incertidumbre en todos los Comadrejas.


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Los antecedentes no eran muy alentadores: Sports venía de tres empates, dos de ellos sufridos en los últimos instantes, y su rival de remontar un partido muy similar a este ante el otro saltense… Sin embargo, no hubo mayores sobresaltos, más allá de una pelota que Montero no pudo capitalizar entre varias piernas Rojinegras con el tiempo cumplido y un último reclamo del local por una mano que, si existió, no tenía razón de ser sancionada. Aunque con Britez nunca se sabe.

Sports ganó, y no es poco. El juego por ahora sigue siendo una cuenta pendiente, aunque esta vez haya mostrado una pequeña dosis.


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“Sabíamos que teníamos ausencias importantes, y a los pocos minutos perdimos a otro jugador fundamental para nosotros, como lo es “Fer” (Flores), y esos son factores que influyen; aunque no hay que poner excusas. Perdimos contra un rival que, sin hacer maravillas, fue más que nosotros.

El número de la camiseta para mí, sinceramente, es secundario. Lo que sí me genera mucha alegría es estar jugando en un torneo histórico para el club, ya que nunca habíamos participado de uno así. Estoy en 9 de Julio desde muy chiquito, siempre soñé con jugar en la primera del club y hoy disfruto formar parte de este plantel.

No soy de hacer muchos goles, pero siempre es lindo convertir uno, aunque este no haya servido de mucho. Me voy más contento si asisto a un compañero o si tengo una buena tarde con la pelota.

Me fui triste por la derrota y enojado, principalmente conmigo mismo, porque no tuvimos una buena tarde.

Sobre Guido (Montero) ¿qué podemos decir? Creo que está a la vista de todos. Se nota que es un jugador distinto. Sabemos que cuando agarra la pelota algo va a generar, entonces tratamos de buscarlo constantemente. Mi opinión es que está para jugar a otro nivel, sin duda alguna.

Solamente quiero agregar que quizás quedamos un poco en deuda con la gente que nos fue a ver, pero que se queden tranquilos que estamos dando lo mejor de cada uno para poner a 9 de Julio lo más arriba posible. Estamos en una zona que es muy pareja, y vamos a dar pelea para clasificar.” (Santiago Tamburini)


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“Ufff, tremendas las ganas que tenía de volver a jugar. Uno se entrena día a día pensando en el partido del fin de semana y la ilusión de lograr cosas importantes.

Lamentablemente tuve que ingresar por lesión de un compañero, lo cual uno nunca desea que pase.

¿El gol? Un regalo del cielo. Lo pensé en la semana, sabiendo que también existía la posibilidad de quedar afuera de los concentrados pero, con ese augurio hecho realidad, ¡más que feliz!

Con respecto al año pasado, pienso que los jugadores no son los mismos… El plantel se renovó y eso trae aparejado trabajo a diario, para conocimiento y poder desarrollar en cancha lo que el técnico pide. Siempre se trata de mejorar e ir buscando el ideal.

Tres empates son tres puntos... Nosotros sabemos bien cuáles fueron nuestras virtudes y falencias en los partidos anteriores, en base a eso fuimos tomando medidas y gracias a eso pudimos sacar adelante un partido que, por malas decisiones del árbitro, se nos complicó en el final.

Supimos tener templanza para cerrarlo y poder traernos los tres puntos a casa.

Todavía falta mucho por jugarse y la zona es pareja, depende de nosotros la clasificación a la siguiente instancia.” (Diego Bonomi)


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El gran interrogante era si el conjunto de Lencina sería capaz de repetir lo hecho una semana atrás ante Juventud; si ante un rival clásico -varias veces se han cruzado en los últimos años y en etapas decisivas-, pero venido a menos, sobre todo en lo numérico, desde la tabla de posiciones hasta las arcas del club, mantendría el nivel de concentración e intentaría llevar las riendas del partido.

El Loro tomó la iniciativa y desnudó algunas falencias en la última línea de Barracas, muchas veces proclive al error por intentar sacar jugando cada pelota.

A los cinco minutos Testa se la bajó a Castagno en el área y al “Turco” le faltó decisión en la definición. Contestó el visitante con un tiro de esquina que Ignacio López cabeceó en soledad sobre el travesaño (6’).

Dos minutos más tarde (8’) el hábil Bernardo Liste quiso pasar entre cuatro camisetas grises -lindo color para el día, pero inapropiado para la noche, y menos aún cuando la luz del “Carlos Testa” no está al ciento por ciento de su potencial-, pero lo frenaron con infracción en el borde del área. El tiro libre, una especie de córner corto, cayó en el punto del penal, Ignacio López se anticipó a su marcador y metió el frentazo abajo, lejos del alcance de Gizzi; el caño derecho se encargó de devolver el balón, pero el protagonismo cambió de dueño por unos minutos.

Damián Castagno, con un cabezazo que cruzó delante de las narices de Bianchi y una corrida sin final feliz, volvió a marcarle el camino a sus compañeros; y él mismo ganó en lo alto -tras el córner ejecutado por Scarpitto- para bajarle el balón a Narbiloni que, zambulléndose, lo mandó a la red.


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Con la ventaja, el Loro cedió algo de terreno para explotar la velocidad de Joaquín Fernández, y este enseguida obligó a que Dimase lo frene de cualquier manera ganándose la amarilla -quizás escasa-.

En el extremo opuesto del campo, Bernardo Liste seguía siendo un problema para Torres, quien también se ganó la amonestación y provocó un tiro libre casi idéntico al del cabezazo en el palo. Por tercera vez “Nacho” López escapó de la marca y su cabezazo, aunque exigido, se fue diez centímetros por encima del travesaño (30’).

Un respuesta rápida de Gizzi a un remate de afuera del área puso otra vez a Joaquín Fernández en carrera, y el pase del pergaminense al medio encontró la defectuosa definición de Testa (33’), que devolvería gentilezas un minuto más tarde peinando el balón para que Fernández aparezca como un rayo y defina contra el caño derecho de Bianchi (34’).

Tres minutos después -en el mejor pasaje de Defensores-, Feliciano quedó solo ante Bianchi, con tanto tiempo y comodidad que las dudas le impidieron definir con su acostumbrada solvencia y terminó entregándole el balón al arquero.

Ya sobre el cierre del primer tiempo, tras un centro desde la izquierda, volvió a cabecear Ignacio López en el área local, pero esta vez sin demasiada comodidad posibilitando el despeje de Scarpitto.


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El segundo tiempo se presentaba a pedir del Loro; solo tenía que hacer circular la pelota como lo había hecho ante Juventud y jugar con los espacios que, seguramente, dejaría Barracas en el afán de ir por el descuento.

Se reafirmó la hipótesis cuando Fernández encaró decididamente como “10” y Alegre lo volteó violentamente, sin ninguna posibilidad de llegar al balón. Era expulsión, pero López apenas le mostró una insulsa tarjeta amarilla. Del tiro libre se encargó con gran precisión Illoa, pero el vuelo espectacular de Bianchi impidió el tercer gol (4’).

Sorpresivamente, a partir de allí, el Loro se retrasó más de la cuenta, desentendiéndose de la tenencia del balón -más aún con la salida de Castagno y el ingreso de Bravo, que mostró buenas intenciones pero a un ritmo inferior-, sin siquiera amenazar con una contra bien elaborada.

Mientras tanto, Barracas hacía ancha la cancha, pero terminaba en centros con poca trascendencia a pesar del ímpetu de sus atacantes.

Recién a los setenta y tres minutos volvió a peligrar la valla de Bianchi, cuando Fernández -el mejor en el balance los noventa minutos- cabeceó casi paralelo a la línea de fondo y el balón se perdió a centímetros del caño opuesto.

En el último tramo del partido, con el ingreso de Iocco, el dueño de casa brindó otra imagen. El potente y voraz carrilero/delantero estuvo muy cerca de estirar la diferencia en dos oportunidades: En la primera remató cruzado, lejos del arco (91’), y en la segunda optó por el pase para la llegada de Scarpitto cuando se imponía la definición propia (94’).

Defensores ganó con total justicia, su gente se fue feliz por los tres escalones subidos en la tabla… Aunque haya descendido algún otro en el juego.


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“Quedé contento por el resultado y por el rendimiento del equipo, pero no nos tenemos que confiar; tenemos que seguir por este camino.

En el segundo tiempo sabíamos que ellos iban a ir a buscar el partido con mucha gente en ofensiva, por eso nos replegamos y apostamos a salir de contra.

La verdad que me sentí muy bien en los dos últimos partidos. Marcos (Lencina) me da libertad a la hora de atacar y cuando defendemos me posiciono en mi lugar. Me siento cómodo haciendo ese trabajo.

Creo que el equipo tuvo un cambio de actitud muy bueno. Tenemos que seguir así. Tenemos que ir partido a partido y los resultados se nos van a ir dando, sin olvidarnos que siempre hay cosas por corregir y mejorar.” (Nicolás Scarpitto)


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EL RESTO DE LA FECHA


Juventud 1 (Franco Stella 44’) vs. Argentino 1 (Raúl Quiroga 27 -p-)


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 3ª Fecha

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Sports viajó a Colón envuelto en rumores sobre un posible ultimátum a su técnico, Gastón Dadea. Rumores con poco o mucho asidero, pero injustificados si se evalúa la actuación del Comadreja en 2018 y la sangría y posterior recambio que ha sufrido el plantel en los últimos meses.

Es cierto que el equipo no ha vuelto a ser el mismo del primer semestre del año anterior, cuando era un conjunto homogéneo, dinámico y con buen trato del balón desde su propia área.

Lo que antes era una línea de tres defensores que se transformaba en una de cinco cuando era atacado, hoy, con esos carrileros que tan bien se desdoblaban -Álvaro Rossello y Diego González- puestos a cubrir la punta muestran falta de oficio y firmeza en la marca, haciendo que sus espaldas sean fácilmente explotadas por los rivales.

Hay dos ausencias imposibles de disimular hasta ahora: La seguridad que transmitía el colombiano Cuenú en el arco y el incansable trajinar de Toscano que, sino recuperaba el balón, facilitaba enormemente el trabajo de los defensores y liberaba a Geoghegan para que este sea el iniciador de cada ataque.

Este Barracas, diezmado en experiencia en todas sus líneas, pero con el ímpetu de siempre, enseguida desnudó las flaquezas del Rojinegro: Al minuto de juego Chemes llegó al fondo por la derecha y mandó un centro que Felipe Ruiz Tozzi no pudo conectar.

Sports intentaba hacerse ancho en ataque, pero chocaba contra el orden del Rojo que le cerraba bien los caminos a Bianchi, y entonces empezaron los pelotazos aéreos, donde el visitante se insinuaba más peligroso.

Sin embargo, a los siete minutos, tras un centro de Inchauspe, Agustín Bianchi descolgó con comodidad y sacó un pelotazo de ochenta metros para la solitaria corrida de Agustín Chemes; Montiel dudó entre salir y quedarse y se resbaló, facilitando la exacta definición de zurda y por arriba del 10 de Barracas.


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Demasiado temprano para confiarse uno, o para desesperarse el otro. Cuatro minutos más tarde Ciraco habilitó de cabeza a Howlin y este, elegantemente, dominó el balón con el pecho y sacó un remate bombeado, buscando el ángulo izquierdo, pero solo logró el lucimiento de Bianchi, que voló para enviar la pelota sobre el travesaño.


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A los dieciséis minutos el dueño de casa volvió a aprovechar las espaldas de los laterales Comadrejas, y “Pini” Palacio llegó hasta la línea de fondo para mandar un buen centro que otra vez el mellizo Felipe no pudo conectar; en la continuidad de la acción la pelota le quedó a Fernando Liste que remató alto.

Treinta y un minutos: Córner para Sports, rebotes, la pelota le queda a Basualdo que, sin recorrido de su pierna, saca un remate a las manos de Bianchi. El arquero sale jugando con Alegre -el mismo que el año anterior pasara fugazmente por Defensores-, este alarga para Liste que, tras combinar con Ignacio López, vuelve a llegar al fondo y, antes de que llegue a cubrir Nicolás Rosello, envía el centro a media altura; Felipe Ruiz Tozzi esta vez va al encuentro de la pelota zambulléndose ante la desprotección de Montiel.


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Si el primer gol (golpe) había significado solo un rasguño en la piel Comadreja, el segundo lo dejó tambaleando… Tres minutos más tarde Chemes cruzó un balón desde la derecha que nadie llegó a empujar, y enseguida el propio Chemes se volvió a encontrar cara a cara con Montiel (salida rápida y habilitación de Liste, el mejor del primer tiempo) para derrotarlo con tiro bajo al primer palo.


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Dadea miró el reloj, esperando el gong salvador o un ringstone que lo despierte de semejante pesadilla. Pero aún le quedaban diez minutos al primer tiempo y mandó a Agustín Simaldone a moverse.

Barracas bajó la guardia por un instante y Howlin -justo él- hizo todo bien para encender una pequeña luz de esperanza.


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Restaba ver si el golazo de Patricio Howlin sería el inicio de una remontada histórica o apenas el que disimule, en parte, la peor versión rojinegra en mucho tiempo. Enseguida la primera hipótesis pareció reforzarse, ya que, un minuto después del descuento, Montiel salió a tiempo para evitar el cuarto ante la entrada del mellizo Felipe y, antes del descanso, César Castro le perdonó la vida a Maza -lejos de ser el de 2017 y siempre al filo del reglamento- que, estando amonestado, revoleó a “Nacho” López cuando este iniciaba un contragolpe.


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La previsible salida de Maza y el ingreso de Agustín Simaldone para el segundo tiempo le auguraban más control del balón al conjunto saltense, pero a “Rolli” le costó encontrar socios, y a los ocho minutos Barracas estuvo cerca de liquidarlo cuando, tras otro centro de Palacio, Ignacio López cabeceó cerca del caño derecho.

Como el fútbol está lleno de impredecibles, lo que Sports no conseguía -ubicar un jugador en posición de gol-, llegó por un error de quien estaba camino a ser el héroe de la tarde-noche. Agustín Chemes, desde el medio de la cancha, quiso jugar con su arquero -esa manía que tienen muchos equipos y que tantas veces termina mal-, pero lo único que hizo fue dejar a Howlin en una situación inmejorable con Bianchi saliendo. El goleador ex-Barracas solo tuvo que desviar la trayectoria del balón para que llegue mansamente a la red y otra vez guardarse el festejo.


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Cánepa –a través de Ariel Bianchi- ya había remplazado a Liste -el relevo imprescindible para las subidas de Palacio- por Luján, con la intención de controlar el balón y, después del segundo descuento, cambió a Martínez por Gómez reforzando su idea, pero debilitando innecesariamente la defensa. Dadea tomó nota y ubicó a David Fernández como volante por la izquierda en lugar del inexpresivo Franco López. Y fue el zurdo recién ingresado el encargado de quemarle las manos a Bianchi a los veintiuno. Diez minutos más tarde apareció Basualdo por el vértice derecho del área y su remate colocado obligó a otra espectacular volada del 1 local.

El Rojo tenía más el balón, pero había perdido peso en las dos áreas. Recién a los treinta y tres volvió a inquietar, pero el remate trabado de Maxi Luján llegó manso a las manos de Montiel.

Treinta y seis minutos. Sports sale rápido y encuentra a Barracas mal parado -algo previsible tras los cambios realizados por el técnico local- e Inchauspe define cruzado entre el esfuerzo de Alegra y la tardía salida de Bianchi.


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Sports llegaba a un empate impensado una hora atrás en un partido plagado de errores y, para no ser menos, el primer asistente, Emanuel Scarinzi, ante un pase hacía atrás de un jugador de Barracas levanta el banderín marcando una posición adelantada -en su descargo se podría esgrimir que a esta altura la iluminación era muy precaria- que el árbitro sanciona.

El reclamo de todo Sports, incluido cuerpo técnico, no se hizo esperar y Castro, duplicando los desaciertos, primero expulsó a Dadea y después reconoció su error realizando un bote a tierra que, por una mala costumbre que tienen muchos jueces, dejó en los pies de un hombre de Barracas para que este devuelva el balón a campo contrario, cuando debió hacer que el balón se dispute y así el visitante -el perjudicado- pudiese tener la oportunidad de sacar provecho de la acción.

En el tiempo adicionado los dos fueron por una victoria que hubiese sido exagerada; primero Lagneaux elevó por centímetros un tiro libre desde el borde del área y después el que no tuvo puntería fue David Fernández tras una buena habilitación de Aquilozi.


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“El partido fue bastante raro… En el primer tiempo fuimos superiores a ellos, no manejando tanto la pelota, que es lo nuestro, pero sí fuimos más punzantes y supimos aprovechar las chances de gol que tuvimos. El segundo tiempo fue distinto. Tratamos de tener el control de la pelota y por errores, mío y de todos, lo pagamos caro. Era un partido controlado y ellos no lastimaban mucho.

¿Cómo está Barracas hoy? Se fueron muchos jugadores del año pasado y, en poco tiempo, tuvimos que afrontar este torneo con chicos del club y algunos que vinieron para sumar.

Tratamos de hacer todo lo que nos pide el técnico, y demasiado bien lo estamos haciendo, pero no se nos están dando los resultados. Igual, creo que estamos a la altura de este torneo y que vamos a dar pelea hasta el final, como siempre lo hace Barracas.” (Agustín Chemes)


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“Fue un partido un poco raro… Nos vinimos con un gusto amargo a pesar de que logramos el empate sobre el final.

Cometimos muchos errores en el primer tiempo desde lo individual y lo colectivo, y el rival los supo aprovechar.

En el segundo tiempo salimos decididos a cambiar la mentalidad y a tratar de dar vuelta la situación. Gracias a Dios pudimos rescatar un punto y no se perdió.

Me siento muy bien físicamente. La verdad que la pretemporada fue buena y eso uno lo nota. En lo futbolístico también; creo que a medida que fueron pasando los partidos fui sintiéndome mejor y encontrando el ritmo que quiero.

Soy de Junin. Pasé por las inferiores de El Linqueño y de Douglas Haig, luego pasé por Belgrano de La Pampa y Ben Hur de Rafaela ( Federal B), Jorge Newbery de Junín, Trocha de Mercedes, Social de Ascensión y ahora Sports, donde me siento muy cómodo y me tratan muy bien.

Por último quiero dejar un mensaje, que este torneo está muy parejo, la zona está pareja y vamos a dar pelea y a buscar la victoria en cada partido como lo intentamos hasta ahora.” (Santiago Inchauspe)


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Viendo solo los goles y los minutos en los que fueron anotados se podría hacer una lectura simplista del triunfo de Defensores: Golpeó en momentos clave y tuvo una gran dosis de fortuna. Si bien la aseveración no es falsa, basarse en ella sería totalmente injusto después de ver los mejores noventa minutos del equipo de Lencina en mucho tiempo, y quizás desde su llegada.

Llegada que, según rumores, estuvo cerca de transformarse en salida después de la gran decepción vivida en Chacabuco. Muchos negarán esas versiones pero, como diría un amigo: “cuando el río suena, hasta el más tonto desconfía” (sic).

El Loro llegaba a este partido, decisivo para sus intenciones de continuar con posibilidades de clasificar, supuestamente debilitado anímicamente y, para colmo, enfrente tendría no solo al puntero de la zona, sino a un equipo con muy buenas individualidades, que lo había derrotado en los tres últimos enfrentamientos.

Con la vuelta de Favergiotti y Narbiloni a una defensa que había dado enormes ventajas ante 9 de Julio y la presencia de Testa en el centro del ataque Defensores sumaba, por sobre todo, el sentido de pertenencia y el amor propio de tres jugadores acostumbrados al éxito con la verdiamarilla. Y esto no tardó demasiado en quedar demostrado.

Iban apenas dos minutos cuando Testa abrió a la izquierda para la subida de Illoa, acompañado por Torres y Scarpitto. La jugada derivó en un tiro de esquina ejecutado por Scarpitto que cayó casi sobre el área menor; arremetió Narbiloni llevándose el balón por delante, aunque sin darle la dirección deseada, pero cambiándole la trayectoria para que el desvió en Cortasa se encargue del resto. Narbiloni lo gritó como propio y no le faltó razón. ¿Suerte? Mérito del marcador central por la decisión para ir a buscar el balón y castigo para una defensa que se quedó atornillada al piso.


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Juventud intentó reponerse desde la habilidad de Lucas Fernández, la agresividad bien entendida de Diego Raya y el oficio y despliegue de Franco Stella, pero los Loros comenzaron a multiplicarse y a mostrar una decisión en cada pelota dividida bastante inusual en este ciclo.


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A los diecisiete minutos, y por un cabezazo hacia atrás mal calculado por Belfiore, el visitante contó con la situación más favorable de todo el partido, pero Cabello se encontró con el achique oportuno de Gizzi.


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En lo que quedaba del primer tiempo el puntero no resignó en ningún momento la intención de ir por el empate, pero siempre apareció una pierna o una cabeza de un jugador local para impedírselo.

Si bien Defensores tuvo que trabajar a destajo en la recuperación del balón, siempre mantuvo latente la posibilidad de aumentar el marcador en los arranques de Castagno, los piques de Joaquín Fernández , la habilidad de Illoa o alguna pelota aérea.

A los treinta y ocho minutos se vivió una acción poco común -aunque con precedentes- que generó las airadas protestas de los jugadores de Juventud: En el momento en que David Rubio se acomodaba para enviar un centro -con la pelota en juego-, se escuchó un pitazo -idéntico al del árbitro- y ninguno de los protagonistas tuvo duda de la veracidad, tanto que Belfiore recogió el balón con las manos. Lo curioso fue que el único que no había escuchado el silbatazo era el árbitro mismo, quien señaló el punto del penal. Los jugadores de Defensores le pidieron que consultara al segundo asistente y este puso al tanto a Bruno de lo sucedido, por lo que el penal pasó a ser un bote a tierra ante la incertidumbre de la gran mayoría.

Aclaración: A raíz de un comentado episodio idéntico a este en un partido entre Irán y Dinamarca, en 2007 se introdujo el siguiente párrafo a las reglas: Si un espectador hace sonar un silbato y el árbitro considera que el silbato interfirió en el juego (ej.: un jugador toma el balón en las manos suponiendo que se detuvo el juego), el árbitro detendrá el juego y lo reanudará por medio de balón a tierra ejecutado en el lugar donde se encontraba el balón en el momento en que se detuvo el juego.

Lejos de darse por vencido, Juventud siguió buscando, pero solo hizo trabajar a Gizzi con un remate de Lucas Fernández -bien controlado por Alan González y Scarpitto, que deberán terminar de asociarse ante la rotura de ligamentos cruzados de Daglio- que encontró al arquero bien ubicado.


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El primer tiempo se iba con una diferencia en el resultado que poco tenía que ver con la gran paridad vista en el juego; sin embargo, un minuto antes del final, el joven Cuesta demoró el despeje tras un pase atrás, el balón le rebotó a Joaquín Fernández y le quedó servido al ex-Argentino para empujarlo a la red. ¿Suerte? Mérito de Fernández de ir a presionar al arquero y provocar el error.


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El gran interrogante en el entretiempo era si Defensores sería capaz de sostener y justificar la victoria, y este quedó develado en apenas cuatro minutos. Sebastián Illoa -el jugador más desequilibrante de la zona en el mano a mano- encaró el área desde la izquierda y dejó parados a tres rivales casi al unísono, al cuarto lo esquivó alargando el balón hasta la línea de fondo y, desde allí, tocó al medio para que Scarpitto solo tenga que empujar el balón a la red. ¿Suerte? Sí, suerte para Defensores y para los “disfrutadores” de talentos que el diminuto delantero cada vez más seguido nos vuelva a deleitar con estas jugadas.


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A partir del tercer gol y hasta el final del partido fue casi un monólogo del Loro, no tanto por haber creado infinidad de situaciones, sino porque manejó los tiempos e hizo circular el balón -con Castagno como conductor- hasta minar por completo los ánimos del puntero.

Los ingresos de Iocco y de Miserda renovaron la pujanza en cada ataque, y si no llegó un nuevo gol fue solo por apresuramiento en la definición. Del lado de enfrente, solo Stella continuó luchando contra la firmeza de la defensa Lora y estuvo cerca de descontar, tras ganarle una disputa con los pies a Gizzi, pero Belfiore llegó para despejar en la línea.


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Defensores se regaló –y le regaló a su técnico- una noche para empezar a creer que juntos -hablando puntual y exclusivamente de la solidaridad- es más fácil.

Lo decepcionante fue que, sea por antecedentes inmediatos, situación económica, temperatura o día, la actuación del equipo no se correspondió con la cantidad de público presente en las tribunas locales.


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“Antes de salir a la cancha sabíamos que este partido era clave para nuestro futuro. Había que aprovechar los resultados y jugar como una final; y fue así que jugamos un partido con mucho carácter y con mucha actitud contra un duro rival. Fue por eso que ganamos, estuvimos más convencidos.

Sí, hasta ahora fue el mejor partido de Defensores, porque estuvimos atentos los noventa minutos y lo pudimos liquidar en el arranque del segundo.

Si bien hay que mejorar muchas cosas y no resignar la idea de tener la pelota, este es el camino para la clasificación.

El equipo tuvo una actitud bárbara, ya desde el vestuario se notaba una atmósfera de carácter; todos con la cabeza en alto, sabiendo que este partido era nuestro.

La solidaridad es fundamental en un equipo; nos cuidamos entre todos los noventa minutos y nos ayudamos siempre para mejorar.

Yo me sentí muy bien de entrada. No fue mi mejor partido en lo personal, pero la confianza fue lo que hizo que pueda meter un gol: me la jugué y por suerte me salió.

En el segundo tiempo se tornó un partido más defensivo para nosotros y me tocó defender más que atacar. Así es el fútbol, hay que estar preparados para cualquier circunstancia.” (Joaquín Fernández)


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EL RESTO DE LA FECHA


Argentino 3 (Lucas Defrancesco 9’, Bruno Francione 63’ y Raúl Quiroga 70’ –p-) vs. 9 de Julio 3 (Facundo Bruschi 54’ y 93’ y Bernardo Cibiriain 90’)


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 2ª Fecha

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Nueve de Julio y Defensores hacían presagiar un interesante espectáculo, más por estilos que por la necesidad imperiosa de enmendar los resultados de la primera fecha. Los dos, con mayoría de jugadores de características ofensivas, hicieron que el centro del campo sea solo una zona de tránsito, donde faltó gestación y el desequilibrio se produjo, casi con exclusividad, en los duelos personales.

A los pocos segundos de juego Joaquín Fernández forzó un tiro de esquina que no trajo consecuencias; la respuesta del local llegó a los dos minutos, cuando Matías Díaz envió un centro pasado y Fernando Flores no pudo acertarle al arco buscando meter el balón en el primer palo.

A los cinco minutos Iocco desbordó por primera vez y envió un centro bajo, ideal para la diagonal de Fernández que, arrojándose al piso, estrelló la pelota en la base del caño derecho.

Ese llamado de atención hizo que se ajustaran las marcas y que los pelotazos y las imprecisiones dominaran el trámite por un cuarto de hora. Defensores intentando manejar el balón y “el 9” apostando al contragolpe, aprovechando los huecos que dejaba su rival.

Recién a los veinte minutos, en una situación idéntica a la primera, Flores cabeceó buscando el segundo palo, pero el balón atravesó el área menor sin consecuencias. Un rato más tarde apareció en ataque Solares y, desde una buena posición, remató cerca del caño izquierdo.


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Iocco y Torres, en sendas mandadas, fueron frenados con infracciones; la segunda le valió la amarilla a Movio, que volteó al lateral a centímetros del área.

A los treinta minutos, desde un “córner abierto”, Matías Díaz estrelló el balón en el caño más lejano, Montero -tomado del brazo por Torres- no pudo conectar y la acrobacia de Bruno terminó enviando la pelota sobre el travesaño.


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La inmediata respuesta del Loro fue una llegada al fondo de Fernández y un centro bajo que Iocco desvió sin la suficiente puntería, posibilitando el rechazo defectuoso de Bruno. En la continuación de la jugada Miserda se sacó dos hombres de encima y levantó el remate de derecha, casi desde el punto del penal.


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Dentro de un trámite equilibrado, Defensores aparecía más incisivo y lo reafirmó a los treinta y cuatro minutos: Joaquín Fernández esquivó con un salto a Frontera y, casi sin ángulo, buscó sorprender a Keizer colocando el balón en el primer palo, el arquero solo pudo amortiguar el balón que cayó a sus espaldas y Iocco tuvo todo el arco a disposición para meter el cabezazo. El desahogo del pergaminense -una lesión lo marginó todo 2018- incluyó levantarse la camiseta hasta taparse la cara y treparse al alambrado para celebrar con los suyos; ninguno de los dos motivos de amonestación -desmedidos e injustos muchas veces, aunque reglamentarios- fueron advertidos por el árbitro.


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En un rapto de furia, el Loro fue por más: Primero Keizer se lo tapó a Castagno (35’)…


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Y a los treinta y seis, el propio Castagno recuperó el balón ante una floja salida del local, profundizó con Torres y este envió el centro-pase a la cabeza de Fernández -a esta altura incontrolable- que aplicó un frentazo colocado justo en el ángulo superior derecho.


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Lo que le quedaba al primer tiempo se fue sin más novedad que una amarilla para Ortiz y un remate de afuera del área que encontró bien ubicado a Gizzi.


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Mientras los aspersores de riego asomaban para humedecer la mitad de cancha en la que atacaría el local -al igual que antes del comienzo del encuentro con el otro sector-, uno se preguntaba qué podía cambiar en el complemento. El Lobo, más allá de las buenas intenciones, había sufrido demasiado la velocidad y la potencia de los extremos Loros; el resultado aparecía como una condición aún más propicia para que esto se potencie.

El conjunto de Gambini salió al segundo tiempo, con más ímpetu que ideas, a tratar de revertir lo que parecía historia escrita; para colmo, en el primer cuarto de hora se sucederían hechos que lejos estaban de alimentar la más remota ilusión.

A los dos minutos, tras un tiro libre frontal, Lavié saltó anticipándose a todos, pero solo alcanzó a rozar el balón que viajó por encima de compañeros y rivales hasta meterse en su propio arco. Escur, apoyándose en el primer asistente, señaló un empujón sobre el defensor -imperceptible para quien escribe- anulando la acción.

A los siete minutos Montero sacó un fuerte remate cruzado que en otro momento se hubiese metido en el segundo palo, pero en este encontró la oportuna reacción de Gizzi.

A los trece minutos, tras una pelota parada, el balón se elevó casi sobre la línea del área mayor perpendicular a la de meta, Durante fue a buscarlo sin demasiada convicción y Torres extendió su brazo empujándolo, a la vez que la pelota caía sobre su brazo. Escur señaló el punto del penal sin dudar. De una acción intrascendente, finalmente, 9 de Julio tendría la gran oportunidad de achicar la diferencia.

Guido Montero –por lejos quien más había intentado quebrar la resistencia visitante- acomodó el balón y sacó un remate fuerte, al medio del arco, a unos treinta centímetros del piso; Gizzi, que había elegido su lado izquierdo, dejó el pie derecho y en él rebotó el balón antes de perderse por encima del travesaño.


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Antes de la ejecución del tiro de esquina Lencina mandó a la cancha al juvenil Alejo De Martino en lugar de Alan González, ambos de muy similares características: buen manejo y escasa recuperación. Parecía que lo peor había pasado para el Loro, y mucho más cuando, tres minutos después del penal, Maxi Blanco levantó el pie y apoyó sus tapones sobre el muslo del recientemente ingresado. Escur sin dudar -y seguramente desconociendo los antecedentes del exquisito mediocampista- le mostró la tarjeta roja. Ahora sí, “partido liquidado”, hubiese dicho el uruguayo formado en Chacabuco Walter Nelson…

El “Flaco” Bruschi ingresó por el inoperante Caballín como para intentar un quiebre más anímico que futbolístico. Montero, visiblemente dominado por la impotencia, continuó corriendo, pero llegando más a los pies de los rivales que a la pelota. Igual le quemó las manos a Gizzi con un remate poco angulado.

A los sesenta y siete Iocco evitó, en gran esfuerzo, que Durante llegue a empalmar el balón con el arco desguarnecido.

El cansancio físico y mental pareció, finalmente, apoderarse de los jugadores albiazules, y Defensores salió del letargo.

Una fuerte entrada de Solares sobre Scarpitto -que curiosamente no mereció tarjeta-, un gol anulado a Testa, que dejó algunas dudas, un zurdazo de Iocco tapado por Keizer, un centro descolgado por el 1 casi de la cabeza del goleador Loro cuando el cronómetro llegaba a ochenta…


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Inmediatamente Montero apareció por la izquierda, llegó al fondo y, cayéndose, tocó hacia atrás; Bruschi retrocedió escapando de la marca y sacó un zurdazo cruzado, lejos de la estirada de Gizzi. El espigado delantero, con ese aura que lo hace un jugador predestinado, corrió hacia el centro del campo sin el más mínimo gesto de satisfacción. El gol del honor, piensa la gran mayoría. Gambini quiere más y pone otro delantero (Cibiriain) y saca un defensor (Solares). Lencina, antes del descuento, había cambiado a Testa por Miserda, en un supuesto nueve por nueve. Feliciano, cuya mayor virtud es mandar a la red cuanta pelota anda perdida por el área, hubiese sido más útil mientras Fernández y Iocco llegaban al fondo y enviaban el centro atrás. Franco, con más pausa, maniobra y despliegue, podría haber contribuido a manejar los tiempos y evitar el adelantamiento albiazul.


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Tan solo sesenta segundos después del descuento partió a campo visitante un pelotazo alto, muy alto, donde solo Belfiore y Bruschi podían llegar, pero el de Chacabuco saltó lo suficiente como para peinar el balón y acelerar su recorrido; Ortiz se quedó mirando la acción mientras Montero corría al encuentro de la pelota; Gizzi intuyó la acción -tantas veces, con distintos técnicos y jugadores, ha pasado por lo mismo- y salió presuroso del arco, pero el ex Sports y Defensores -donde alguna vez lo ubicaron de marcador lateral- llegó un instante antes y alcanzó a puntear el balón antes de chocar con el arquero.


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Lo que parecía imposible se había concretado en un abrir y cerrar de ojos. Hay simpatizantes locales que firman el empate, otros claman por la victoria. Lencina manda a Gamboa por Scarpitto sin demasiado argumento.

El partido se ha roto totalmente y los dos van, pero terminan chocando. Montero llega una vez más al fondo y remata cruzado por encima del travesaño. Iocco no puede conectar un centro pasado.

Hay una falta en el medio del campo para el local y el árbitro muestra cuatro de sus dedos. Todos esperan el “centro a la olla”; sin embargo, a pesar del cansancio, 9 de Julio piensa, quizá como nunca antes: Díaz toca al medio para Movio, este manda el balón por alto a espaldas de Lavié, Flores cabecea hacia el medio y Cibiriain aparece solo -¿habilitado?- y, con un toque suave, vence a Gizzi.


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Lo poco que quedaba por jugar solo alcanzó para dos centros rechazados por los defensores locales.

HNo se puede hablar de justicia ni de injusticia; sí de premio y castigo. 9 de Julio obtuvo el premio a no bajar los brazos aún ante la acumulación de adversidades, Defensores recibió el castigo de no saber aprovecharse de ellas. Uno escribió una de sus páginas más gloriosas, además de vencer a su rival de turno por primera vez en la historia, el otro sumó una nueva frustración fuera de Salto (por torneos nacionales, desde 2014: 3 victorias, 13 empates y 26 derrotas), con el agravante de que nunca había perdido tras irse al descanso con dos goles de ventaja.


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“Fue un partido duro, parejo. Podríamos habernos puesto en ventaja en el primer tiempo y, sin pensarlo, estábamos perdiendo, y en otra pestañeada, ¡dos a cero!

Por suerte los que estábamos esperando para entrar pudimos aportar nuestra cuota.

Estoy feliz por el gol, por la victoria y porque quedó demostrado que vamos a dar lucha hasta el final. Este equipo no se resigna y eso nos caracteriza mucho.

La verdad que fue un lindo regalo de cumpleaños (cumplía 31 al día siguiente). Más no puedo pedir: ¡Tener a mi hijo sano y un buen presente futbolístico!” (Facundo Bruschi)


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“La verdad que es increíble el partido que se nos escapa. Tuvimos un muy buen primer tiempo, donde terminamos ganando dos a cero y podríamos haber estirado más la ventaja. Después, en el segundo tiempo, no sé si nos confiamos, nos desconcentramos, pero se nos escapó, inclusive con un hombre de más.

En lo personal me siento bien físicamente. El gol lo sentí como un desahogo… El sábado había cumplido un año sin jugar, mucho tiempo.” (Nicolás Iocco)


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No fue una noche brillante del rojinegro, pero la sola genialidad de Inchauspe lo hacía merecedor del triunfo. Hasta ahí, la muy buena labor de Pablo Castelli había evitado que Sports concretara lo poco que había creado pero, a los veintiún minutos del segundo tiempo, tras un despeje defectuoso, Howlin habilitó a Inchauspe, este acomodó el balón con el pecho mientras observaba la salida del arquero y, en un solo movimiento, empalmó la pelota con una precisión propia de los grandes jugadores.


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Antes y después del gol, Sports tuvo en el debutante Marcelo Montiel un arquero confiable, arrojado y con buenos reflejos, y el buen trabajo de Franco López, a quien el destino le jugaría una mala pasada.

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Joel Rivero había marcado cuatro minutos de adición -tiempo mínimo a jugar, que puede extenderse según el criterio del árbitro- y estos se habían cumplido cuando partió el pelotazo casi desesperanzado de Marcolongo; el balón recorrió unos cincuenta metros por el aire para caer cerca del punto del penal, López (7) intentó despejar, pero solo logró desviar la trayectoria sorprendiendo a Montiel que, a pesar del esfuerzo, no pudo evitar que el balón llegue a la red cuando habían pasado nueve segundos de los noventa y cuatro previamente señalados.


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“Ahora, con la cabeza en frío y viendo imágenes del partido, no merecíamos tener este resultado. Una lástima que se nos escape de nuevo en el final, pero tenemos cosas por mejorar si queremos lograr cosas importante. A eso vine cuando me hablaron de Sports.

Siento que fuimos superiores en los dos encuentros y que tenemos que potenciar nuestras virtudes. En eso estamos trabajando en la semana, día a día, para no sufrir sobresaltos. Manejar los tiempos del partido es lo más difícil, de eso nos tenemos que dar cuenta más rápido y saber qué hacer cuando estamos en ventaja o en desventaja.

Soy de Córdoba capital. Hice inferiores en Belgran, desde los 10 hasta los 20 años. Juegue hasta Reserva y después anduve por Chile (San Marcos de Arica). En el interior de Córdoba jugué en Colazo, Independiente de Oliva, Barrio Parque, Peñarol, Progreso de Noetinger y en San Juan jugué para Trinidad el Federal B.” (Franco López)


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“No sé si el resultado fue justo. La verdad que nos vinimos contentos porque por ahí no lo merecíamos.

Si bien el gol de ellos arrancó en un rebote -el domingo pasado nos pasó lo mismo en Colón-… Sabemos que Sports fue un poquito superior, pero lo importante es ir sumando partido a partido para tomar confianza y poder hacernos fuerte de local.” (Lucas Defrancesco)


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EL RESTO DE LA FECHA


Juventud 1 (Franco Stella 15’ –p-) vs. Sp. Barracas 0


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Región Pampeana Norte - Zona 3 - 1ª Fecha

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Después de más cuatro meses de inactividad -algo muy raro para los dos-, en una tarde-noche muy húmeda y calurosa, Loros y Comadrejas se volvieron a ver las caras y, más allá de los nombres nuevos, el clásico pareció una continuación de los arduamente disputados en el último lustro.

En el arranque el conjunto de Dadea se mostró mejor parado, predominando en la mitad del terreno por mayor oficio, haciendo notar la ausencia de Daglio y la falta de sincronización entre Alan González y Scarpitto.

El equipo de Lencina intentaba contrarrestar con los arranques de Castagno, por derecha, y las subidas de Torres, por el otro lado. Y fue tras una llegada al fondo del lateral y un centro-remate de Scarpitto, que Miserda no pudo cabecear correctamente, que llegó la primera insinuación de peligro a los tres minutos.

Contestó Sports con la aparición de Santiago Inchauspe -hábil y frontal, y que muchas tuvo como principal enemigo ser “demasiado zurdo”- por derecha; el 10 dejó atrás a Torres y, cuando parecía que la jugada entrañaría verdadero riesgo, perdió contra la presencia de Ortiz -esta vez segundo marcador central; firme de abajo y de arriba, a pesar de su poca estatura-.

Enseguida volvió a participar Inchauspe -ahora por izquierda-, mandando un centro bajo, envenenado, que Torres, de frente a su arco, sacó al córner no sin paralizar algunos corazones.

A los siete minutos Gizzi alcanzó a rechazar un envío de Álvaro Rossello, tan peligroso como el anterior, que no llegó a desviar Howlin, quien continuó en la disputa del balón llevándoselo hasta el banderín de la esquina derecha para, ante la atenta mirada de su padre, sacar un formidable centro que cayó en el segundo palo y al que el intuitivo Basualdo le metió un frentazo letal.


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Sorprendió el gol por lo tempranero, pero no se lo podría catalogar de injusto, ya que hasta ahí Sports era quien con más insistencia y pericia buscaba poner un hombre en posición favorable para abrir el resultado.

La respuesta del Loro no se hizo esperar y, tras un córner desde la derecha ejecutado por Scarpitto y peinado por Ortiz, Miserda, apareciendo por detrás de todos, se zambulló y cabeceó estrellando el balón en el travesaño. Y, cuatro minutos más tarde, en una situación casi idéntica, Castagno le acertó con su cabezazo al caño derecho.


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A los diecisiete minutos volvió a arrancar Damían Castagno -el tranco más devastador que se haya visto en considerable cantidad de tiempo y espacio- y en un pestañeo pasó de estar en mitad de cancha a enfrente de Vergé. Sebastián Illoa -ya había comenzado a desequilibrar con su impredecible gambeta- solo tuvo que empujar el balón a la red tras la generosa asistencia del “Turco”.


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La igualdad no apaciguó el vértigo, pero la falta de lucidez en el penúltimo toque hizo que por un cuarto de hora apenas haya aproximaciones: Un tiro libre de Inchauspe que buscó sorprender al atento Gizzi, un pelotazo llovido que Illoa alcanzó ya fuera del campo y un centro atrás que Scarpitto no pudo conectar ante el bloqueo de Basualdo.

Hasta que a los treinta y tres Diego González, casi como wing izquierdo, logró enviar el balón al área local y Torres volvió a cerrar, aún con más suspenso que en el comienzo, mandando el balón cerca del ángulo derecho.

El tiro de esquina ejecutado por Álvaro Rossello cayó en el segundo palo y Howlin, que le ganó al salto de Castagno y al estatismo de Gizzi, aplicó el frentazo cruzado y de pique al césped resbaladizo para poner al Comadreja otra vez en ventaja.


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En lo que restaba del primer tiempo el local intentó revertir una derrota que parecía exagerada, pero el rojinegro lo mantuvo lejos de su arco a fuerza de faltas; así vieron la amarilla, en un breve lapso, Diego González, Nicolás Rosello y Luciano Maza.

El segundo tiempo arrancó con una imprecisión y una amonestación para Alan González, que tuvo que tomar de la camiseta a Maza cuando este amenazaba con una peligrosa contra.

Enseguida fue Basualdo el que vio la tarjeta amarilla por obstruir el ataque de Torres; y de la ejecución de la falta apareció solo Joaquín Fernández -encarador; por ahora solo eso, ya que casi no pudo finalizar jugadas porque perdió contra la marca o le cometieron falta- para estrellar su cabezazo en el travesaño desde una posición inmejorable.

A los seis minutos Scarpitto definió sin convicción lejos del horizontal, en la última llegada del Loro por un rato largo.

La intensidad de los primeros cuarenta y cinco y la alta temperatura comenzaban a pasar factura. Sports cerraba los caminos a Vergé y apostaba a algún contragolpe comandado por Inchauspe, pero el peligro se desvanecía antes de llegar a Gizzi, que solo tuvo que intervenir para controlar un remate de Howlin.

Cuando al partido solo le quedaban cinco minutos -más lo que adicionara Amiconi-, ya Sports con uno menos y Lencina habiendo recurrido a los tres cambios, Illoa desbordó por derecha y envió el balón pasado que Geoghegan sacó por la línea de fondo anticipándose a la arremetida de Torres. Tras el tiro de esquina Belfiore no pudo acertarle al arco con David Fernández tomándolo de la cintura y Iocco vio pasar la pelota delante de sus ojos.

Dadea quiso evitar sorpresas reforzando defensa y mediocampo cuando restaban tres minutos y parecía que lograría su objetivo pero, a los ochenta y nueve, Damián Castagno se vistió de Riquelme para meter el balón bombeado detrás de la última línea rojinegra buscando la diagonal de Illoa; el oportunismo del escurridizo delantero hizo el resto ante un indefenso Vergé.


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El dueño de casa, que poco había hecho en el último tramo para llegar al empate, ahora quería ganarlo. Ya sobre los noventa Lavié volvió a probar suerte de media distancia -muy meritorio que lo haya hecho teniendo en cuenta que el campo y el partido se prestaban para ello, y más después de alguna reprobación anterior- y, después de un desvío, el balón se fue cerca del caño izquierdo de Vergé, que solo pudo acompañar con la mirada.

Cuando se jugaba el tercero de los cinco minutos adicionados, Illoa volvió a alcanzar la línea de fondo para mandar el centro, Gamboa se anticipó a Rosello y Vergé evitó que el experimentado delantero debute con un gol en una de sus pocas intervenciones.


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El tiro de esquina sería la última posibilidad para el Loro pero, en el preciso instante en que Belfiore -como era de esperar, gravitante en el juego aéreo- metía un frentazo imparable, sonó el pitazo de Amiconi sancionando una supuesta falta -sin registro visual ni fotográfico como para emitir juicio- del defensor.


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Unos segundos después el árbitro señaló el círculo central y apenas recibió algún tibio reclamo. La mayoría de los veintiún jugadores que finalizaron el partido manifestaban una sensación de agobio y de conformidad.

Aunque unos y otros hayan visto desde cerca la posibilidad de quedarse con la victoria, tan o más cerca estuvieron de quedarse con las manos vacías.

Sports volvió a dejar una mejor imagen como conjunto -principalmente en el primer cuarto de partido-, mientras que Defensores, que tuvo más situaciones de gol, dependió casi exclusivamente de la inspiración individual.


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“Creo que hicimos todo lo necesario para ganar… Nos faltó ser más vivos, estar más concentrados. No nos pueden hacer dos goles de pelota parada, si bien el primero fue de segunda jugada. Tenemos que mejorar eso si queremos lograr cosas importantes.

Igual creo que se hizo un muy buen trabajo. Me voy muy conforme, como deben estarlo mis compañeros, más allá de esas distracciones.

Tuvimos varias situaciones en el primero y en el segundo tiempo, hasta el final. Nos faltó un poquito de puntería.

La verdad que el clima se sintió, ya desde el primer tiempo. Igualmente, no sé por qué el árbitro lo paró para refrescarnos si no se lo habíamos pedido. Nos sentimos bien físicamente más allá del calor.

Nooo, qué voy a hacer falta en la última jugada… En todos los corners hubo faltas… Pero bueno, tomó esa decisión y no le vamos a caer por eso.

A la mayoría de los jugadores de Sports ya los conocía, salvo a los dos delanteros. Hay jugadores que juegan bien y hacen bien su trabajo. No tienen un juego muy vistoso, pero saben lo que quieren… Ellos tiene sus armas, nosotros las nuestras, y creo que salió un lindo partido para la gente.” (Emiliano Belfiore)


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“En cuanto al resultado, es difícil hablar de justicia. Creo que en el primer tiempo dominamos el partido; en el segundo cambió todo después de la expulsión, ellos empezaron a dominar más la pelota y a ganarnos la mitad de la cancha.

Creo que en cuanto a lo físico y futbolístico llegamos bien a este primer partido, solo resta conocernos más y terminar de consolidar la idea de juego que pretende el entrenador.

Conforme no me fui, porque se nos escaparon puntos a pocos minutos del final; sí contento e ilusionado por lo que mostró el equipo.” (Patricio Howlin)


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EL RESTO DE LA FECHA


Juventud 4 (David Rubino 27’, Franco Stella 46’ y 54’ y Joaquín Colapietro E/C 72’) vs. 9 de Julio 2 (Fernando Durante 37’ y Sebastián Caballín 83’)


Sportivo Barracas 2 (Juan Andrés Sarulyte 52’ y 81’) vs. Argentino 2 (Lucas Defrancesco 10 y Enzo Cubilla 27)


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